Desde que nacemos, nos imponen una serie de “reglas” a la hora de seguir determinados deportes

Nadie se escandalizaría si dijeras que tu serie favorita es Stranger Things en vez de La casa de papel o que tu actriz favorita es Scarlett Johansson y no Belén Cuesta. En la música y el cine, tenemos muy aceptada la globalización y el beber de los productos de fuera de nuestras fronteras (a veces demasiado, aunque ese ya es otro tema). Pero, por alguna extraña razón, este pensamiento no está generalizado a la hora de hablar de otro de los pilares del entretenimiento: el deporte.

Esto, posiblemente, se debe a un factor social que nos da un sentido de identidad: si eres de un equipo de fútbol o sigues a determinados deportistas, pasas a formar parte de una comunidad. Es uno de los otros rasgos de tu personalidad, y no es malo. Muchas personas encuentran refugio entre el resto de los aficionados de su equipo o deporte. Lo negativo es que se nos haya tenido que imponer tantas etiquetas y restricciones a la hora de consumir algo que nos apasiona.

Desde que eres pequeño, estás destinado a ser del equipo de fútbol de tu ciudad o del que sigue tu familia. En otros deportes, tienes que seguir a los deportistas que “representan” a tu país. Salir de este molde es, enseguida, estar rodeado de reproches y miradas extrañas. Créeme, lo he sufrido (y lo sigo sufriendo en mis propias carnes).

Basta de normas

Creo que el problema es que se nos ha querido imponer este imaginario que, para disfrutar de algo tan libre y único como el deporte, tenemos que seguir una serie de normas sociales que, si reflexionamos, tienen muy poco sentido. No solo hablo de los estereotipos de género, en los que si eres mujer tienes que seguir y practicar deportes como la gimnasia rítmica, mientras si eres hombre estás destinado desde tu nacimiento a ser un apasionado del fútbol. Tampoco de los estereotipos de clase y económicos, elevando deportes como la F1 a personas pudientes.

W series
Las pilotos de la W Series Jamie Chadwick, Alice Powell y Emma Kimiläinen. (@WSeriesRacing)

Si todo esto de por sí ya es tremendamente agotador, encima tienes que dar explicaciones si, por ejemplo, eres seguidor de Charles Leclerc y no de Carlos Sainz o si te gusta más una liga de fútbol extranjera. Y todavía esto último se acepta un poco más, hasta que llegamos a las competiciones de selecciones. Ahí tienes que apoyar sí o sí al que es tu país de nacimiento, sin importar nada más. Esto provoca que haya fans que tengan que animar a su selección por obligación y no a la que tiene a los jugadores o un estilo de juego que de verdad les gusta.

Y no solo eso, también tienes que cumplir una fidelidad casi hasta el final de tus días. Si naces siendo de un equipo, mueres siendo de él. Y, aunque para la mayoría de las personas sea así, me parece que es una forma muy limitada de contemplar la vida. No somos los mismos que cuando teníamos 5, 15 o 20 años. Es normal que en nuestro crecimiento dejemos cosas por el camino o cambie nuestra visión, y pasa nada. La vida tiene muchos ciclos y quizás adores un deporte unos años, lo dejes durante un tiempo y, poco después, lo retomes.

El deporte lo hacen las personas

Nadie es más grande que un equipo, un deporte o una categoría que lleva existiendo años. La F1 no se va a terminar cuando se retire Fernando Alonso o Lewis Hamilton. Pero, lo que sí es importante comprender, algo que yo no he hecho hasta hace relativamente poco, es que estos nombres sí pueden ser relevantes para algunas personas a la hora de decidir qué quieren consumir.

Es decir, está bien que dejes de ver una disciplina porque ya no esté ningún jugador o deportista que te guste, pero lo que no está tan bien es que le comas el coco a los que lo siguen viendo con que “esto ya no es como antes”. Y también es positivo que empieces a ver un deporte de la nada o retomes otro por una persona en concreto, ya sea un deportista, un periodista o incluso un amigo. Porque los deportes los componen y los transforman las personas que están en ellos.

Vive y deja vivir

Sé que esto que he escrito son una serie de unpopular opinions. Muchos no las entenderán y puede que directamente piensen que soy estúpida. Pero no pasa nada, no les hablo a ellos, te hablo a ti. A la persona que se aficionó a la F1 porque conoció en Twitch a Lando Norris, a la que se veía los partidos de la selección inglesa por Mason Mount y Declan Rice o a los que no dejaron que los estereotipos les apartaran de practicar y seguir los deportes que les apasionan. En resumidas cuentas, lo que os quiero decir es que seáis felices y consumáis lo que queráis y como queráis.

Un pensamiento en “Rompiendo las normas no escritas en el deporte

  1. Respeto tu opinión y estoy de acuerdo con ella, nunca faltan los que te tachan de traidor o cosas peores solo por mostrar admiración hacia deportistas extranjeros. Yo creo que el deporte no tiene nacionalidad y si una persona hace un buen trabajo, hay que apoyarla venga de donde venga. Saludos.

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