Desde hace años, todos estamos al tanto de lo que pasa en las redes sociales con respecto a la imagen personal. Ya no es ninguna novedad que la enorme cantidad de fotografías y vídeos que vemos a diario nos afectan o pueden causarnos dismorfia.

Ya nos conocemos bien a los influencers con sus fotos perfectas, sus vidas perfectas en localizaciones perfectas, a las modelos con cuerpos perfectos… También conocemos las maravillosas herramientas como FaceTune o Photoshop que suelen ayudar a hacer todo esto posible. Se podría decir que ya no nos la cuelan y sabemos de sobra cuándo una fotografía está alterada o cuidadosamente compuesta para que parezca hecha en “un mundo ideal” y no en la vida real.

Muchos os habréis acostumbrado y habréis aprendido a que no os afecte personalmente, sabéis que las expectativas que crean las redes sociales no tienen por qué ser lo normativo o vuestro modo de vida. Otros tantos seguiréis enganchados en la mentalidad de que lo vuestro no es suficiente y que el ejemplo a seguir está en las pantallas de vuestros móviles. Pero en general y por desgracia es algo que ya está bastante normalizado. Al fin y al cabo, ¿a quién le apetece salir en las fotos con un grano cuando te lo puedes quitar, no?

También sabemos que la edición y la alteración de las fotografías llevan algo de tiempo y habilidad. Para descargarte la aplicación más sencilla con el fin de alisar la piel y hacer los ojos un pelín más grandes por lo menos hace falta tener espacio en el móvil y crearse una cuenta con el correo electrónico. Y conociéndonos, que nos conocemos, a más de uno le dará pereza hacerlo.

La llegada de los filtros

Pero llegó una herramienta nueva, los filtros en las historias de Instagram que se han hecho tremendamente populares en los últimos meses. En sus orígenes solo contaban con efectos limitados: lo máximo que hacían era suavizar un poco la piel, cambiar la luz, los colores, añadir animaciones y emoticonos… Sin embargo, más adelante se creó la opción donde cualquiera podría crear sus propios filtros a través del software de la empresa Spark AR (Búho.gram en Instagram te enseña cómo de fácil es hacerlo en una de sus más recientes publicaciones en Instagram).

Y aquí es donde se “tuerce” la cosa y se empiezan a crear filtros que modifican la cara gravemente haciendo ojos y labios más grandes, nariz más pequeña, dientes más blancos, borran las imperfecciones e incluso cambian la forma de tu cara. Casi imitando a la cirugía plástica. Ahora ya no tienes que pasarte horas en Photoshop o FaceTune, donde solo podrías editar fotografías y no vídeos. Usar estos filtros es fácil, lo haces desde tu cámara y lo publicas en segundos. ¡Cirugía plástica virtual para todos!

Desde ese momento empezó la controversia sobre las consecuencias que podrían tener estos filtros en la salud mental de los usuarios. La empresa responsable hizo un anuncio a finales de octubre de 2019 sobre la prohibición y regulación de estos filtros:

“Queremos que los efectos de Spark AR sean una experiencia positiva y estamos reevaluando nuestras políticas existentes en relación con el bienestar. Mientras esto sucede, estamos haciendo lo siguiente:

  • Eliminar todos los efectos asociados con la cirugía plástica de la galería de efectos de Instagram.
  • Posponer la aprobación de nuevos efectos asociados con la cirugía plástica hasta nuevo aviso.
  • Continuar eliminando los efectos de violación de políticas a medida que se identifican.”

Pero desde este post seguimos viendo estos filtros en Instagram, y no se ha vuelto a hacer ninguna publicación o actualización por parte de la empresa. Por otra parte, este anuncio también fue motivo de controversia. En los mismos comentarios de Facebook se abría un debate sobre si esta regulación tenía algún sentido:

“¿Quizás FB debería prohibir fotos bonitas porque hacen que alguien se sienta mal? ¿O tal vez FB debería eliminar Instagram del todo?”

“Entonces, ¿también prohibimos a las personas que hagan FaceTune en sus fotos de Instagram?”

Pero esto no es nada nuevo. Nos acordamos de Snapchat, ¿verdad? La aplicación que en la actualidad está bastante en desuso desde que Instagram incluyó las historias 24 horas. Esta aplicación fue pionera en hacer filtros que modificaban la cara, pero no eran tan exagerados como los de Instagram. Aun así, fue entonces cuando surgió el fenómeno o, más bien, el problema de la Snapchat dysmorphia que se medio olvidó cuando la mayoría migramos a Instagram, pero que vuelve ahora con sus nuevos filtros. Hay tendencias que nunca mueren.

¿Qué es exactamente la dismorfia y, en concreto, la que nos provocan los filtros de estas redes sociales?

La dismorfia es un trastorno mental. Según la página web de psicología online, “los medios de comunicación, las redes sociales y la cultura en general promueven una presión estética y preocupación por el aspecto físico. Sin embargo, la atención excesiva por la imagen propia constituye un trastorno mental: el trastorno dismórfico. Las personas con dismorfia desarrollan una percepción distorsionada sobre diferentes aspectos de su físico”.

Así que si alguna vez te has preguntado por qué te ves horrible sin un filtro o después de usarlo, aquí tienes la respuesta. En su forma más grave, la dismorfia puede hacer que las personas busquen procedimientos cosméticos para replicar los efectos de los filtros. En la más leve, y más común a todos nosotros, es la responsable de que se acentúen nuestros complejos físicos.

Incluso los influencers han empezado a hablar al respecto con los típicos mensajes de “quiérete tal y como eres” o “no necesitas filtros” y justificando su propio uso de los filtros “porque hoy tengo unas ojeras horribles”. Y aun así, todos hemos escuchado a alguno de nuestros amigos mientras jugueteaban con estos filtros decir “ojalá haber nacido con esta cara” o “qué ganitas de hacerme una rinoplastia y pincharme labio”.

En una conversación con un amigo sobre el tema me quedé con la frase: “Si sobrevive la raza humana nos veo a lo Black Mirror con proyecciones encima de la cara”.

Exit Simulation y Brenda Cardenas. (Instagram)
Exit Simulation y Brenda Cardenas. (Instagram)

Y tú, ¿cuál crees que es el futuro de los filtros?

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