Suiza, el país donde las carreras estuvieron prohibidas

Suiza llegó a ser un fijo en el mundial de Fórmula 1. De hecho, forma parte de la historia de la F1 por haber acogido un Gran Premio en el año de nacimiento de este deporte (1950). Tras eso, estuvo en el calendario de la competición otros cuatro años seguidos. El último Gran Premio disputado en el circuito suizo de Bremgarten fue en 1954. Aunque este no fue el último Gran Premio de Suiza. En 1984 se disputó el último GP de F1 en Suiza, pero tuvo que ser en suelo francés, concretamente en el circuito de Dijon. ¿Qué ocurrió para que la Fórmula 1 desapareciera del país centroeuropeo?

El Gobierno suizo prohibió en 1955 cualquier carrera de vehículos motorizados. Esta decisión se tomó después de la edición de Las 24h de Le Mans de ese mismo año. Suiza determinó que las carreras de motor eran demasiado peligrosas tanto para los pilotos como para los aficionados, y decidió que lo mejor era prohibirlas. Aunque esta prohibición nos pueda parecer ilógica porque al fin y al cabo este riesgo está implícito y aceptado en estos deportes, hay que tener en cuenta que este accidente fue uno de los peores en la historia del automovilismo.

El llamado “desastre de Le Mans” ocurrió el 11 de junio de 1955. En aquella carrera murieron 83 espectadores y el piloto Pierre Levegh. Aquel suceso se calificó como accidente de carrera y no hubo ninguna investigación judicial detrás. En el presente se sabe que fue resultado de unas medidas de seguridad muy pobres, acordes con las de la época.

Cortometraje de Q. Baillieux sobre lo ocurrido en Le Mans.

El accidente ocurrió a las seis y media de la tarde. Los pilotos Juan Manuel Fangio-Stirling Moss (Mercedes-Benz 300 SLR), Mike Hawthorn (Jaguar) y Ivor Bueb (Jaguar) luchaban por encabezar la carrera. Hawthorn había adelantado en la entrada de la línea derecha de las tribunas a Lance Macklin (Austin Healey) cuando decidió frenar de repente para hacer un pit stop. Y ahí se desencadenó la tragedia. Macklin se vio obligado a girar de forma brusca hacia la izquierda y los Mercedes de Pierre Levegh y Fangio se le echaron encima. Muchos historiadores y testigos afirmaron que Fangio pudo esquivarlo gracias a que el último reflejo de su compañero fue levantar la mano para advertirle del peligro, salvándole la vida.

El coche de Pierre Levegh chocó con el muro de protección a más de 200km/h y varias partes del coche salieron volando a las tribunas donde se encontraban los espectadores. El tanque explotó y agravó aún más la situación. Los espectadores estaban separados de la pista solo por unas débiles barreras de paja. El piloto falleció en el acto, 83 espectadores murieron a causa del accidente y hubo un total de 82 heridos.

Una de las circunstancias más macabras de aquel día fue que, con los heridos en busca de ayuda y los cuerpos esparcidos por la pista, la organización no suspendió la carrera en ningún momento. A primera vista puede parecer un decisión frívola y horrible, pero la realidad es que el director de carrera estuvo acertado: si se suspendía la carrera, la bandada de personas abandonando el lugar a toda prisa habría obstaculizado la evacuación de los heridos. Durante esa noche, el equipo de Mercedes-Benz se retiró en señal de duelo. Hawthorn ganó esta carrera e incluso lo celebró en el podio.

Las consecuencias de este terrible suceso fueron varias. Mercedes se retiró temporalmente de las carreras automovilísticas, hasta 1984. Se prohibieron las carreras de forma temporal en países como Francia, Alemania y España, pero también provocó que se incrementaran las medidas de seguridad: se crearon los monos ignífugos en caso de incendio, se obligó a que los coches contaran con un cinturón de seguridad o se crearon los cascos enteros. Aquel accidente plantó la semilla de las medidas de seguridad que existen en la actualidad.

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