Este mes de agosto, que cierra el verano y las vacaciones que tanto ansiamos durante el resto del año, no solo es un mes caluroso, sino también bastante melancólico. Hoy, presentamos tres obras que se construyen sobre la nostalgia, para ponernos sentimentales entre chapuzón y chapuzón.

Cine: El sur de Víctor Erice (1983)

La segunda película del director vizcaíno Victor Erice, basada en una novela de Adelaida García Morales, elabora un delicado retrato de la infancia de Estrella, una joven afincada en un pueblo del norte de la España de posguerra. La película explora la complicada relación de Estrella con su padre y el afán de esta por explorar el sur, presentado en el filme como una tierra distante y exótica.

Fotograma de El sur (1983) de Víctor Erice
Fotograma de El sur (1983) de Víctor Erice.

Música: Disintegration de The Cure (1989)

La obra culmen del grupo gótico por excelencia es un sólido álbum que contiene algunos de los grandes temas de la banda, como Lullaby o Fascination Street. Resulta imposible no sumergirse en el océano melancólico que nos presenta la lastimera voz de Robert Smith y los atmosféricos pasajes instrumentales de la banda de Crawley, Inglaterra.

Portada del álbum Disintegration (1989) de The Cure. Diseñada por Andy Vella y Porl Thompson
Portada del álbum Disintegration (1989) de The Cure. Diseñada por Andy Vella y Porl Thompson.

Literatura: Tokio Blues, Norwegian Wood de Haruki Murakami (1987)

Esta novela, que relata las desventuras amorosas de un estudiante japonés llamado Toru Watanabe, fue la que convirtió al famoso autor japonés en un fenómeno de masas. Al ritmo de las canciones más melancólicas de los Beatles, en Tokio Blues, Norwegian Wood exploraremos las facetas más oscuras del amor y el deseo. Se trata de un libro crudo y pesimista, que habla sin miramientos del suicidio, el trauma y las enfermedades mentales.

Portada de Tokio Blues, Norwegian Wood de Haruki Murakami (1987)
Portada de Tokio Blues, Norwegian Wood de Haruki Murakami (1987)

Ahora que conoces estas tres obras, ya sabes cómo dotar de un encanto especial a las tardes de furiosa tormenta veraniega en las que, arrebatado el sol, todos sentimos un desasosiego similar al que sintieron los autores mencionados en este artículo cuando elaboraron sus obras maestras.

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