El cine peruano llegó a Madrid para reflexionar sobre los afectos, los anhelos y la memoria de los peruanos

En Discordia Magazine tuvimos la suerte de asistir a la mayoría de días que Madrid vistió sus cines y centros culturales con la bandera peruana. De esta manera, pudimos comprobar la familiaridad con la que el festival acoge a todo aquel que se permita explorar lo que tiene que ofrecer la cultura peruana mediante el audiovisual. 

Películas destacadas

Antes de recomendar algunas cintas que consideramos de visionado obligado, repasemos unos cortometrajes que también vimos y recomendamos: Nativa (R. Arancibia, 2024), Takeshi (I. Cucho, 2023), y Ojalá pudiera decir la verdad (Mendívil Garavita, 2024). También invitamos a ver estas películas que, por motivos de fuerza mayor, Discordia no pudo asistir a las proyecciones, pero que tuvieron bastante éxito: Gregorio (Grupo Chaski, 1982) y Álbum de familia (Joel Calero, 2024).

Autoerótica (Andrea Hoyos, 2021)

Es una fotografía realista y, al mismo tiempo, imaginada de la adolescencia femenina. Amistad, primeros amores, primeros encuentros sexuales, crecimiento, obsesión. Una batidora de naturalismo estético donde se mezclan todos estos ingredientes hasta conseguir una suave y dulce salsa de buen cine. A destacar el estupendo uso que Hoyos hace de recursos más oníricos para mostrar la fijación de la protagonista en cosas muy pequeñas que para ella son grandes. Cuando algo te golpea dentro, no puedes parar de verlo en todas partes. Por cierto, el Ministerio de Cultura peruano le ha abierto un comité de investigación a esta película por apología del aborto. Es casi un milagro que la película siga teniendo circulación por Perú. Es necesario apoyar esta peli para que la cineasta pueda seguir haciendo cine allá.

Fotograma de Autoerótica (2021).

Rojo profundo (Maga Zevallos, 2023)

Un sesudo y complejo documental, que brilla más por el fondo que por la forma. A modo de reportaje televisivo, con largos enunciados a cámara y gran variedad de material de archivo, Maga Zevallos indaga en la admirable y sorpresiva figura del político Javier Díez Canseco. El que en su momento intentó llegar a la presidencia del gobierno peruano y que, contrario al régimen de Fujimori, destapó la corrupción de la política de su país, y trabajó enormemente, poniendo su vida en riesgo, por el progreso del Perú, recibe en este filme una sentida ovación de aquellos que aún recuerdan sus palabras. Llega a emocionar, a pesar de la falta de contexto o el ritmo notablemente pausado de su montaje

Fotograma de Rojo profundo (2023).

Hija pródiga (Mabel Valdiviezo, 2024)

Esta es, por el momento, la primera y única película visible de la directora Mabel Valdiviezo. Usa el material audiovisual recogido durante quince años como su diario más íntimo, aquel que uno esconde hasta de sí mismo por evitar reconocerse en los propios claroscuros. Mezcla digital, analógico, animación, pintura y música para conformar este documental vivo en el que se respira todo el dolor de la vida de la cineasta. El dolor del migrante, de la incomunicación, del rencor familiar, de la herida abierta a la que no más que se le echa sal, del diálogo con las dudas que el Perú deja en ella. Si algo consigue Valdiviezo con este ejercicio de exposición total, es acompañar al espectador a romperse y reconstruirse cien veces. Una verdadera joya.

Fotograma de Hija pródiga (2024).

Del verbo amar (Mary Jiménez, 1985)

Quizá, la más europea de las producciones vistas en el marco de este festival. Mary Jiménez es ya considerada una cineasta de culto para el cine peruano. Su perspectiva queer, migrante y reflexiva del cine la distingue dentro del panorama independiente. Este documental belga-peruano, al igual que en el caso de Hija pródiga, enfrenta a la protagonista (la directora) a su mayor carencia, a su mayor anhelo, a su mayor dolor: la muerte de su madre. Estamos frente a una película-duelo. Una carta audiovisual en la que Mary tan sólo reflexiona y analiza conceptos como el del cine, la salud mental, el suicidio, la maternidad, etc. ¿La finalidad? Pronunciar la palabra “amor” en todas sus formas, acudiendo al recuerdo borroso de su madre

Fotograma de Del verbo amar (1985).

Vino la noche (Paolo Tizón, 2024)

Este documental es lo mejor que se ha proyectado en este tercer año del Festival de Cine Peruano. Paolo Tizón realiza lo que podría considerarse La chaqueta metálica del cine peruano. Se trata de un retrato impresionista del servicio militar cogiendo como inspiración el cuerpo de los jóvenes entregados a la muerte y al sacrificio físico, claramente atravesados por su clase social y su color de piel. Tizón consigue, literalmente, sumergirnos en la asfixia que sienten estos futuros militares. Y a la vez nos permite ver, como a través de un agujero en la pared, la intimidad más despojada de normas que encontramos en las relaciones entre compañeros sometidos a las más crueles torturas voluntarias. La búsqueda animal, natural de afecto mínimo, epidérmico, de aquellos que creen ya no ser capaces de sentirse permeados por nada. Una bestialidad absoluta

Fotograma de Vino la noche (2024).

Conclusiones

Perú es un lugar donde sus habitantes parecen estar condenados a sufrir los embistes de sus políticos y su duro pasado aún escocido en la piel, aún en carne viva. Pero es un pueblo que, en lo cultural, se levanta valiente y seca sus lágrimas para exponer su valor. Hablamos del país que nos dio películas como La teta asustada (Claudia Llosa, 2009), Metal y melancolía (Heddy Honigmann, 1994), La boca del lobo (Fco. J. Lombardi, 1988) o Wiñaypacha (Óscar Catacora, 2017). Todas absolutas obras maestras que exploran la memoria de su pueblo, su dolor y su misterio.

El festival terminó por este año, pero seguro aguarda una cuarta edición de lo más suculenta. Teniendo en cuenta que desde su organización aseguran siempre “activar desde la memoria migrante y dar visibilidad a los saberes, luchas y afectos del pueblo peruano“, y sabiendo que este año lo cumplieron con creces, no queda más que esperar a que más cine peruano bañe nuestras calles con su talento, su sabor y su reflexión.

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