“Mejor solo que mal acompañado” es un refrán certero pero incompleto: hablemos de hacer cosas en solitario por no tener o no querer compañía

¿Alguna vez has renunciado a un plan porque nadie podía ir contigo y preferías quedarte en casa que salir solo? La vergüenza nos frena a la hora de plantar cara a estas situaciones, quizás porque está mal visto socialmente o porque nunca antes lo habíamos hecho (o por ambos motivos). Y no estoy hablando de hacer la compra en el supermercado, ir a trabajar en transporte público o pasear al perro; estoy hablando de ocio. Estamos acostumbrados a ver a gente sola haciendo las actividades recién mencionadas, pero ¿está igual de normalizado ir a un concierto, comer en un restaurante, asistir a un partido de fútbol, ir al cine o viajar sin compañía? Yo creo que no, y por eso considero importante hablar de ello.

Hacer cosas solos no es ni la mejor ni la peor opción; es la única manera de hacer aquello que deseas aunque no tengas con quien ir. Es, en definitiva, no privarse de pequeños placeres por culpa de los estándares sociales; porque el miedo a que el resto te juzgue existe, y afecta a personas de todas las edades. Dependiendo del contexto, estar solo puede no parecer la mejor opción, pero lo importante es que exista como una alternativa a estar acompañado. De hecho, cabe la posibilidad de que la soledad sea la opción ideal en un caso concreto. Todo depende de cada persona y cada circunstancia. En mi caso, disfruto de ambas situaciones porque cada una acarrea ventajas propias. Por ejemplo, al estar solo tienes una libertad absoluta para diseñar el plan a tu gusto, ya que no tienes que consultarlo ni ponerte de acuerdo con nadie.

Ir solo es ir acompañado de uno mismo

Hacer cosas por tu cuenta es una oportunidad para socializar, hacer nuevas amistades o, incluso, encontrar pareja. Si se desea, facilita relacionarse con personas desconocidas al no estar condicionado por un grupo de amigos (lo cual no excluye que todo esto también se pueda hacer en grupo). Además, a nivel personal, ir solo a eventos de ocio puede generar una mayor confianza en ti mismo y un mayor autoconocimiento, ya que tus opiniones y gustos son los únicos que se tienen en cuenta (es importante darse prioridad de vez en cuando). De esta forma, puedes descubrir qué te gusta, qué no, qué prefieres hacer en compañía, qué cosas no te importa hacerlas solo, etc.

Pintura de Edward Hopper titulada 'La autómata' (1927).
Pintura de Edward Hopper titulada La autómata (1927).

En este sentido, es obvio que no es imprescindible tener pareja para salir de casa por ocio. Y, en el caso de tenerla, tampoco hace falta que lo hagáis todo juntos porque cada persona tiene inquietudes diferentes. Por supuesto que hay que compartir tiempo en pareja y estar abierto a actividades que, a priori, no habrías hecho estando soltero. Pero eso no significa que, si tu pareja no quiere o no puede acompañarte y no tienes a nadie más con quien ir, tengas que rechazar el plan. Incluso cabe la posibilidad de que tengas pareja, pero te encante hacer cosas solo y no quieras renunciar a ello. Como decía, hay mil circunstancias distintas que te pueden llevar a hacer algo en solitario, y el objetivo es tener la libertad de decidir si hacerlo o no.

Testimonios

Las experiencias de la gente que hace cosas sola pueden ser muy diversas entre sí. Por eso, he querido preguntar a algunos redactores de Discordia sobre este tema para abordarlo desde distintos puntos de vista y conocer sus visiones personales. Por ejemplo, Ángel comenta: “Yo en mi Erasmus me acostumbré a ir al cine solo y me acabó gustando bastante. Me ponía a llorar como una magdalena aunque la peli fuese Batman”.

Quien también va mucho al cine sin nadie es Sofía, quien reconoce hacerlo de forma espontánea: “Al cine he ido bastante sola y lo disfruto mucho. Empecé en la ESO cuando no tenía a gente a la que le interesaban las cosas que a mí sí; entonces iba sola. Al fin y al cabo, uno es su mejor compañero. A la gente le da un poco de cosa, pero a mí me relaja mucho y nunca me ha dado vergüenza. Y ocurre lo mismo con comer sola, que es algo que la sociedad lleva fatal. Alguna vez he pensado que desde fuera puede parecer raro, pero luego digo: qué gilipollez, tengo que comer”. Y concluye con un perfecto resumen del tema: “La soledad está muy bien mientras no te sientas solo”.

Por su parte, Laura explica que desde hace un año siente la necesidad de estar sola durante su tiempo de ocio para conocerse mejor y enfrentarse a sus miedos: “Me asustaba y me asusta hacer cosas sola. He empezado por cosas sencillas: ir a dar un paseo, a una obra de teatro, a una exposición… Pensaba que me iba a sentir más insegura y observada, pero no ha sido así. Ir sola me da la libertad de ir a mi ritmo sin imposiciones externas. Ahora tengo pendiente regalarme un viaje conmigo misma, pero me asusta bastante”. También comenta lo poco normalizado que está hacer cosas sola, en especial para las mujeres: “Cuando cuentas que quieres hacer cosas sola, normalmente no entienden los motivos y te generan más dudas. El hecho de ser mujer tampoco ayuda. Nadie nos ha enseñado a ser independientes, más bien todo lo contrario: a sentir miedo e inseguridad”.

Por otro lado, Andrea cuenta en clave poética su experiencia tras ir sola a varios museos: “Contemplar un cuadro y que te absorba es para mí una acción individual que, a veces, se convierte en solitaria. Pero, cuando el arte te arrastra con sus garras y te transporta a su mundo dorado y encantador, me doy cuenta de que es mejor visitar una exposición con alguien. Necesitas ese punto de ancla al mundo terrenal que te recuerde que lo que ves es un sueño y que debes mantenerte despierta”.

En cuanto a los viajes y los conciertos, Iván es un experto en aprovechar oportunidades aunque tenga que ir solo: “Antes de decidir ir solo al Primavera Sound podría haberle preguntado a alguien, pero quería ahorrarme que me dijeran que no y se me quitaran las ganas solo porque me dieran plantón”. Aun así, asegura que tiene sentimientos encontrados con este tema: “Cuando vas solo a un concierto o a un viaje no lo disfrutas igual que cuando estás con un amigo, tu familia, tu pareja… Yo creo que es muy diferente la experiencia; si estoy solo, me siento un poco más reprimido”. Pero eso no le impide reconocer que estar solo es una buena oportunidad para “hacer introspección y pensar en uno mismo o en las movidas que tienes…”. Y concluye: “Hacer cosas solo es algo muy valiente que no todo el mundo hace, pero tiene su parte positiva y negativa”. 

Conclusión

Por tanto, si prefieres la compañía e ir solo es tu última opción, siempre puedes buscar acompañantes entre tus amigos o familiares, o incluso a través de las redes sociales. Es muy común que, para algunos eventos, se hagan grupos de personas desconocidas que van solas pero quieren ir con alguien más. En conclusión: una vez hayas probado a ir solo, puedes decidir si repetir o si no te compensa. Pero antes es necesario atreverse a vivir la experiencia.

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