El “boca a boca” es el medio de comunicación más antiguo en España, aunque no siempre el más fiable. Al “tómate el zumo que se le van las vitaminas” de cualquier madre española, se le une Merche Fernández y su “si te tomas esas pastillas te va a entrar cáncer de matriz”. Sobre este falso mito transcurre parte de la trama del primer capítulo de la serie Cuéntame cómo pasó, titulado El retorno del fugitivo, el cual se sitúa cronológicamente en 1968.
En los tiempos de la revolución sexual, el tabú sobre el sexo y los métodos anticonceptivos sigue vigente en una España aún inmersa en la dictadura franquista (1939-1975). La píldora anticonceptiva comenzó a comercializarse en 1964 en España, aunque su venta solo estaba autorizada para las mujeres cuyo fin fuera regular su menstruación. Sin embargo, este no era el uso dado en muchos de los casos. Pese a su posible aunque limitada venta de forma legal, en muchos casos las jóvenes las obtenían mediante el contrabando con otros países como Francia.
Con el fin de la dictadura, en plena Transición hacia la democracia, el debate sobre la legalidad de este medicamento se abrió en el Parlamento, llevando a su despenalización el 7 de octubre de 1978. Sin embargo, la información que las jóvenes españolas conocían sobre este método anticonceptivo era la obtenida mediante el “boca a boca”, los sermones eclesiásticos y los medios conservadores.
La deformación de la información por el “boca a boca”
El momento en el que Merche descubre que su hija tiene en su poder unas pastillas anticonceptivas es uno de los puntos más tensos del capítulo, aunque visto en perspectiva puede resultar una escena cómica, ya que en el momento de la emisión del capítulo (2001), la sociedad española sabía reconocer que los temores de la madre de los Alcántara eran infundados. Aun así, los mitos sobre la píldora siguen siendo muy sonados entre las jóvenes españolas a la hora de elegir un método anticonceptivo. Algunos de ellos son la creencia de que la píldora engorda, provoca cambios de humor y dificulta el embarazo tras dejar este método.
Todos ellos han sido desmentidos por la medicina. Lamentablemente, los bulos suelen adquirir más fama que las verdades. Tal es el caso de la influencia de los antibióticos en la efectividad de la píldora, causante de muchos embarazos indeseados debido al desconocimiento de las usuarias. ¿Es posible que las usuarias no reciban la información necesaria por fuentes fiables como lo son sus médicos de cabecera? ¿Cómo es posible que muchas mujeres sepan más, y no siempre mejor, por lo que les cuentan otras mujeres que por lo que le cuenta su médico? La desinformación debido a la deformación del “boca a boca” no se quedó en los tiempos de Franco, sino que nos acompaña a día de hoy.
La Iglesia y la planificación familiar
El sermón del cura Don Venancio deja intuir la opinión de la Iglesia Católica en los años 60 sobre la tendencia libertaria de la sexualidad, con su referencia a las faldas cortas. En 1968, mismo año en el que se desarrolla el capítulo, el papa católico Pablo VI (máxima autoridad de dicha rama del catolicismo en ese momento) publica la encíclica titulada Humanae Vitae. En este documento, deja reflejadas las opiniones de la Iglesia acerca de los anticonceptivos y la libertad sexual en general. Aunque no todos los sectores del catolicismo apoyaron esta encíclica, la sociedad española de dicha época sí lo apoyó. A día de hoy, aún podemos encontrar fundaciones y sectores católicos conservadores que concuerdan con esta opinión, aunque no lideran la opinión pública.
Resulta curioso, por ejemplo, que el profesor de la Universidad de Navarra Jokin de Irala diga que la “planificación familiar natural” es cinco veces más efectiva que los anticonceptivos, cuando la planificación natural a la que se refiere es la abstinencia. Es obvio que abstenerse de tener relaciones sexuales hace que haya menos posibilidades de quedarse embarazada que teniéndolas, por lo cual esta afirmación es absurda y más cuando señala “cinco veces más efectiva” con la intención de dar validez a su argumento.