La historia de un detective jubilado que esconde una dura crítica social
El agente topo (2020) es el quinto documental de la directora chilena Maite Alberdi y el segundo consecutivo sobre las residencias de mayores, pues en Yo no soy de aquí (2016) ya presentó la experiencia de una mujer vasca en otra residencia de Santiago de Chile. La película, estrenada el pasado 19 de marzo en España, es una coproducción entre cinco empresas de diferentes países, entre ellas la española Malvalanda. El agente topo estuvo nominada a mejor película iberoamericana en los Premios Goya 2021 y opta al Óscar a mejor largometraje documental. También recibió en 2020 el premio del público a mejor película europea en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián y registra un 7’2 de media entre las puntuaciones del público en FilmAffinity.
Bajo una premisa de espías, la película narra la historia real de una residencia chilena a través de Sergio Chamy, el protagonista de 83 años que debe cumplir una misión: reunir pruebas de maltrato hacia la madre de una clienta del detective privado Rómulo. Sergio se puso en contacto con este investigador a través de una oferta de trabajo real publicada en un periódico dirigida a jubilados entre 80 y 90 años. Aunque el protagonista quiso abandonar la película el primer día de rodaje, aguantó tres meses en la residencia conviviendo con las personas mayores e informando a Rómulo de todas las averiguaciones que iba haciendo.
Ni el personal de la residencia ni sus habitantes conocían el motivo real por el cual Sergio ingresó en la residencia, pues la directora les explicó que el documental era estrictamente sobre la forma de vivir en el hogar, lo que finalmente acabó siendo verdad. Aun así, el documental conquistó tanto a los empleados como a los habitantes. Cabe destacar que, tal y como presenta el tráiler, la gran mayoría de residentes son mujeres, demostrando que ellas tienen una esperanza de vida mayor y que ellos, muchas veces, no son capaces de adaptarse a las normas de convivencia que exigen las residencias.
Se trata de un documental atípico: no tiene declaraciones a cámara, ni la voz en off de un narrador, ni material documental como fotografías o noticias en presa… No bombardea con una gran lista de datos, sino que presenta el día a día en una residencia con un ritmo lento, envolvente y continuo. Y aquí reside gran parte de su encanto. El espectador sabe que es una película documental por el cartel y un par de guiños del montaje, pero el punto de vista y la originalidad de la trama le transportan a un largometraje de ficción con brillantes interpretaciones por parte de los residentes. Porque otra virtud de esta obra de Alberdi es el carisma y la naturalidad de unos personajes completamente reales que no actúan en ningún momento, pues llegaron a acostumbrarse a estar rodeados de cámaras todos los días durante los tres meses que Sergio estuvo en la residencia. De hecho, si fue posible conseguir este magnífico resultado fue gracias a las 300 horas grabadas en un rodaje que duró cuatro meses y que Alberdi y su equipo condensaron en 84 minutos.
Comedia, emoción e inyección de realidad
La película incorpora necesarios toques humorísticos que permiten al espectador empatizar con los protagonistas y, sobre todo, con Sergio y su escasa habilidad con los aparatos electrónicos. Por supuesto, el documental también tiene una carga emocional y dramática potente y, sobre todo, muy real: los mayores aman, sufren, lloran, ríen, bailan… La residencia es un lugar vivo donde la poesía y las fiestas se mezclan con la muerte, la desesperación y la enfermedad. De hecho, según las productoras españolas Marisa Fernández y María del Puy, las personas que más lloran durante la película son aquellas de mediana edad y no las más mayores, pues no solo pueden ver reflejados en la pantalla a sus padres o familiares cercanos, sino que también se proyectan a sí mismas viviendo en una residencia. De esta forma, se plantea un mensaje universal y crítico con la sociedad que, como otras grandes películas de 2020 como El padre (Florian Zeller) o Falling (Viggo Mortensen), pone en el centro del debate a las personas mayores.
El documental plantea dos importantes conflictos sobre las residencias de ancianos. Uno de ellos es la falta de cuidados o incluso el maltrato por parte del personal empleado; el otro es el olvido y la nostalgia por el pasado que pueden sufrir los residentes. A priori, parece que la película pretende sacar a la luz un caso de abandono relacionado con el primer conflicto, pero a medida que Sergio se adentra en la investigación y forja relaciones de amistad con los habitantes, el tono del documental se desvía hacia el sentimiento de soledad tan extendido entre los mayores que viven allí. La propia directora confesó en una entrevista con El País que partió “desde el prejuicio de que algo malo estaba pasando ahí”. Es cierto que el hogar de jubilados presenta alguna que otra carencia pero, tal y como defienden las dos productoras españolas del filme, el objetivo de El agente topo no es demonizar ni a las residencias ni a los familiares de los mayores sino alzar la voz de uno de los pilares de la sociedad: los mayores dependientes.
Distribución en pandemia
La crisis del coronavirus, además de retrasar el estreno en España y complicar la distribución del filme, ha elevado el significado de El agente topo mostrando la cara más humana escondida tras las cifras de fallecidos por la COVID-19: los ancianos en residencias, que por fin pueden respirar más tranquilos tras recibir las vacunas en España. Por supuesto, la pandemia también tuvo consecuencias en el hogar chileno donde transcurre el documental: “Hubo muchas pérdidas debido a la COVID-19, las personas mayores fueron las más afectadas. Pero lo más fuerte acá para mí es pensar que en este lugar había una pandemia anterior, que era la pandemia de la soledad“, confesó la directora para El País.
En España, El agente topo recaudó 44.000 euros el fin de semana de su estreno, posicionándose como la décima película más taquillera en el país durante esos tres días. Además, el lunes 22 de marzo fue el segundo filme con mayor recaudación, solo por detrás de la también nominada en los Premios Óscar Minari. Historia de mi familia (Lee Isaac Chung, 2020). Mientras, en Chile, el documental lleva disponible en Netflix desde el pasado 19 de febrero. En España todavía se puede disfrutar de El agente topo en diferentes salas de cine que siguen difundiendo este necesario mensaje de amor y respeto hacia los mayores en residencias.