Una valiente y rompedora forma de recontar historias — Sin spoilers
Dicen que hacer una ópera prima es difícil. Y no hay duda; pero más difícil aún es triunfar hasta los límites con una primera película y después tener que lanzarse a superarla o siquiera igualar su éxito. Pilar Palomero arrasó con los Goya de 2021, donde se llevó cuatro estatuillas, tres de ellas siendo las más prestigiosas que podría desear: mejor película, mejor guion original y mejor dirección novel. En la etapa promocional, ya hablaba sin miedo de su siguiente proyecto: La maternal, que mañana viernes 18 de noviembre llega a la cartelera española. En esta película, Palomero perfecciona su estilo narrativo y sigue apostando con valentía por un elenco prácticamente debutante en su totalidad que logra transportar la historia a otra dimensión: la de una realidad llena de contradicciones, belleza, sacrificio y amor.
Lejos del coming-of-age que presentaba con Las niñas, que se basaba en la revolución de lo sutil y lo pequeño, Palomero presenta en La maternal la mayor escisión que puede suponer el paso de la niñez a la adultez: la maternidad temprana. La historia sigue a Carla (Carla Quilez), una rebelde niña de 14 años e hija de una madre soltera (Ángela Cervantes) a quien internan en un centro de los servicios sociales cuando se enteran de que está embarazada de cinco meses. Allí conocerá a otras chicas y mujeres con todo tipo de historias que han acabado en el centro para recibir la ayuda que necesitan mientras aprenden a ser madres. Precisamente, los duros testimonios reales de algunas de las mujeres son los que potenciaron el guion de La maternal y en los que se basan también los personajes que interpretan Carla Quilez y Claudia Dalmau (Raki).
Un casting impoluto
La actriz Carla Quilez logra llegar a lo más hondo a sus 13 años y ofrece una explosiva actuación del personaje protagonista que parece más creación suya que de Palomero, con su rabia y ternura, su inocencia y su rebeldía o su carácter protector pero destructivo. Son todas esas contradicciones que, merecidamente, le ha valido la Concha de Plata en el Festival de Cine de San Sebastián, coronándola como la intérprete más joven en recibirlo. Además, se nutre del resto del reparto, formado por una siempre excelente Ángela Cervantes y un elenco joven, donde resalta la excelencia interpretativa de la también debutante Carla Dalmau y la maravillosa verosimilitud de las auténticas madres jóvenes que actúan en la película.
Una narrativa innovadora
Como venía ya apostando con su primera película, Palomero se reafirma en alejarse de todos los tópicos y hace uso de largas elipsis para librar de cualquier morbosidad a la historia que ha venido a contar. La directora y guionista te priva de los momentos más claves para volcarte en la importancia de lo cotidiano, lo que resulta disruptivo y por momentos desconcertante, obligándote a educar tu mirada para aprender a ver lo que realmente importa de una historia que no es tan única como parece: dos de cada cien madres son adolescentes en España.
La maternal no va sobre el trauma de ser madre, ni sobre el trauma de serlo a los 14: va sobre cuando tienes 14 años, te apasiona bailar, tienes un mejor amigo y, al mismo tiempo, te toca ser madre. Palomero muestra con La maternal que la maternidad puede hacer sufrir a cualquier edad, pero que este conflicto se intensifica al nacer en la adolescencia o incluso la niñez, cuando la responsabilidad sobreviene y la frustración se apodera con más facilidad aún, pero también donde reside la misma fortaleza que saca adelante a todas las madres.
La directora zaragozana mantiene al equipo técnico que fecundó el éxito de Las niñas, excepto por la directora de fotografía Daniela Cajías que también se llevó el Goya en Las niñas, y logra así un segundo triunfo que solo nos deja con ganas de saber qué más nos va a mostrar. Si eres una persona que lee “maternidad adolescente” y se te llena la cabeza de prejuicios, te toca ir a ver La maternal. Y si crees que no, también.
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