Psicario, un cortometraje de ciencia ficción que ya se puede ver en Dust
Escrito y dirigido por Daniel Padró Targarona y protagonizado por Alain Hernández (El rey tuerto, 2016; El fotógrafo de Mathausen, 2018) y Ariadna Cabrol (La habitación de Fermat, 2007; Amigo invisible, 2022), el corto narra cómo un criminal entra en casa de una mujer y, tras un forcejeo, consigue sedarla. Le inserta unos cables en la cabeza para manipular sus recuerdos. Ha sido testigo de un asesinato. En las profundidades de su mente, descubre una verdad sobre sí mismo.
Producida por Mar Targarona (directora de El fotógrafo de Mathausen, 2018 o El cuco, 2023) y Joaquín Padró (productor de El cuerpo, 2012 o Elisa y Marcela, 2019). Psicario ha pasado por festivales de España, México, Bélgica o Estados Unidos, como el Maniatic, el CineSol, el Aurora, el Fangofest Amposta o el festival de Sitges 2022. Ha ganado ocho premios a mejor cortometraje, mejor dirección y premio del jurado en diferentes festivales. Además, ha sido candidato a los Goya 2024. A partir de ahora se podrá ver a través de la plataforma de streaming Dust.
Su puesta en escena, sencilla pero bien planteada y mimada en el encuadre a través del arte y el decorado, envuelve una historia que nos puede resonar a otras ya conocidas. Así pues, Psicario resulta ser una delicada mezcla entre ¡Olvídate de mí! (Michel Gondry, 2004) y El caso Bourne (Doug Liman, 2002) dentro de un episodio de Black Mirror (2011-2013). La fotografía a cargo de Rober C. Carrera juega con el contraluz y el contraste. Con un amarillo enfermizo que viste de malsana calidez e incomodidad las secuencias, junto con un azul frío que adorna lo más tecnológico y, a la vez, lo más nostálgico de la historia.
En un contexto donde se funden lo artesano y lo tecnológico en lo puramente emocional, la frialdad invita a recordar y la calidez a temer; una interesante propuesta. Pero si algo hay que remarcar de Psicario es que nos habla de encontrar nuestra verdad en la memoria. Más concretamente y en este caso particular, llegar a lo que somos rebuscando en los recuerdos de otra persona. No somos sin el resto, nos mantenemos vivos en el recuerdo de quienes nos conocen, existimos por el conocimiento de otros acerca de nosotros. El yo social necesario para el autoconcepto escondido en el cerebro de quien nos tiene presente. Si esto es lo que nos da Daniel Padró con solo quince minutos, ¿qué podemos esperar de él de cara a un largometraje? Algo que merece la pena ser esperado.