Darren Aronofsky vuelve después de su aclamada La ballena con una ansiosa comedia criminal: Bala perdida
Caught Stealing es una novela negra que el escritor Charlie Huston publicó en 2004. Más de 20 años después, Darren Aronofsky (Cisne negro, 2010; Mother!, 2017) la adapta a la gran pantalla —con el propio Huston a cargo del guion— con Austin Butler (Elvis, 2022; Dune: parte 2, 2024), Zöe Kravitz (Mad Max Fury Road, 2015; The Batman, 2021) y Matt Smith (Last Night in Soho, 2021; La casa del Dragón, 2022) como cabezas de cartel. Y con Regina King (Shirley, 2014), Liev Schreiber (Spotlight, 2015), Vincent D’Onofrio (La chaqueta metálica, 1987) o Bad Bunny (Bullet Train, 2022) como unos estupendos secundarios.
A las salas españolas llega el 10 de octubre la adrenalínica mala racha de Hank Thompson, un camarero fan de los Giants que, tras recibir el encargo de cuidar al gato de su problemático vecino, su vida cambiará para siempre y se verá obligado a enfrentarse a sus fantasmas.

Un cambio de sentido en dirección contraria
La carrera del cineasta neoyorkino está plagada de historias intensas, de profunda carga emocional y trágicos personajes envueltos en oscuras condiciones y deseos. Teniendo esta costumbre como precedente, sorprende mucho acercarse a esta cinta. Se siente como si Aronofsky acabara de dar un volantazo a 120, cambiando de sentido, y fuera ahora en dirección contraria esquivando expectativas como si de viandantes se tratara. No recuerdo un solo ápice de humor en sus anteriores películas, a no ser que se tratara de una risa incómoda, de las que emergen del más interno estupor y nerviosismo del público. En esta ocasión, nos enfrentamos a un filme declaradamente cómico que, sin desprenderse del drama, genera una ansiedad genuina en el espectador.
Entrad, pero os advierto que vuelve afuera aquel que atrás mirase.
(Dante Alighieri — La Divina Comedia)
Si revisamos someramente su filmografía —Pi, fe en el caos (1998), Réquiem por un sueño (2000), The Wrestler (2008), Cisne negro (2010), La ballena (2022)— encontramos un claro patrón temático: la obsesión y los excesos. Bala perdida (2025) no es menos en este sentido. Tenemos a un Austin Butler que con su mirada penetrante y su físico de superestrella nos guía por su particular bajada a los infiernos de la culpa y la soledad que el trauma y el alcoholismo le proporcionan. Con el personaje de Zöe Kravitz recordándole —como si de un trasunto de Dante Alighieri se tratara— que para avanzar debe desprenderse de su pasado y enfrentarse a sus palpables horrores para dejar de ser esa bala perdida al fondo de la botella. Claro que todo esto lo vemos dentro de un envoltorio de golpes, coches, mafias, armas, drogas y mucho alcohol.

Una señal visible
Aronofsky no solo nos da una charla fraternal sobre los peligros del alcoholismo y el no querer superar los traumas. También nos muestra lo fácil que se nos puede joder la vida por una simple casualidad, un simple mal día, un simple estar en el lugar equivocado en el peor momento posible. La cinta no deja de ser una trágica consecución de infortunios a ritmo de IDLES, lleno de encontronazos con pintorescos personajes e injustas persecuciones. Para ello recurre, como referente impepinable, a la pequeña obra maestra del año 85 de Martin Scorsese: After Hours (Jo, qué noche en España). Es más, parece retomar el personaje protagonista de aquella cinta 40 años después, ya que uno de los personajes está interpretado por Griffin Dunne —protagonista de After Hours— y se llama del mismo modo: Paul. Y nos lo enseña como si las drogas y el mundo nocturno le hubieran pasado por encima después de aquella noche toledana.

Aquí hay hueco para aparcar
Bala perdida es un derrape que sale bien. En ocasiones es un anuncio de Ponle Freno dirigido por Guy Ritchie y, otras veces, una moderna secuela espiritual de After Hours. Pero, particularmente, acaba siendo una frenética y ansiosa comedia negra. Un género que, de manera insospechada, se le da bastante bien al señor Aronofsky. Es agradable verlo en otro registro. Dan ganas de decirle: “Dale, dale. Endereza. Lo tienes”. Y así ojalá volver a verlo en una aventura tan satisfactoria e inesperada como esta.