Ya es hora de hablar sobre el suicidio sin estigmas ni falsas creencias, sino desde la información y la responsabilidad por defender la vida

Existe mucha desinformación y mucho estigma en torno al suicidio. No es difícil encontrar escenas en las que se romantice, como ocurre en la conocida serie 13 Reasons Why, acusada por profesionales de la salud mental de tratar el tema de manera poco apropiada, según el artículo De la romantización del suicidio y su prevención. También es habitual que se frivolice sobre él. Todos hemos dicho alguna vez “me quiero morir” o “me voy a pegar un tiro”, ¿verdad?

Todo este tabú alrededor del suicidio provoca mucho sufrimiento a las víctimas y su entorno, ya que no les permite encontrar el apoyo necesario. Por ello, es imprescindible que empecemos a darle a este tema la importancia que merece. En ello está, por ejemplo, la plataforma de salud mental y bienestar Somos Estupendas, la cual ha dado un paso de gigante en este sentido lanzando la formación Vigilantes de la vida. Al entrar en este contenido gratuito, tendrás acceso a cinco bloques en los que aprenderás lo que es el suicidio, la importancia de hablar sobre él, los factores de riesgo y técnicas para realizar un buen acompañamiento, entre otras muchas cosas.

A continuación, gracias a la ayuda de esta formación, vamos a desmentir algunos de los mitos más comunes sobre el suicidio y mostrar algunas líneas de apoyo para ayudar a quien lo necesite.

Mitos

Las personas que se suicidan son cobardes y débiles

Debemos desechar la idea de que las personas que cometen actos suicidas son cobardes o no tienen fuerza de voluntad. Las personas tenemos instinto de supervivencia, lo que hace que evitemos la muerte a toda costa. Aquellas que piensan en suicidarse sienten un dolor tan fuerte que intentan hacer entender al cerebro que su sufrimiento es insostenible. Siente que su situación dolorosa no va a acabar nunca y quieren acabar con tanto mal. Esto significa que las personas que se suicidan no son más que eso: personas. Personas que, debido al tabú que existe en torno al suicidio, les impide poder hablar sobre sus emociones, lo que les hace sentirse solas y débiles al sentir que no pueden salir sin ayuda de su situación. Además, este sistema, que ejerce mucha presión sobre ciertos colectivos, no ayuda a que la situación mejore. Por ejemplo, según la investigación Personas trans y educación no formal realizada por la FELGTB, el 61,11% de las personas trans en España ha tenido ideaciones suicidas.

Por otro lado, las víctimas de violencia física o sexual por parte de sus parejas tienen hasta cinco veces más riesgo de sufrir pensamientos suicidas que aquellas que no la han vivido. Si nos fijamos en la población inmigrante, los intentos de suicidio en España son el doble entre personas latinoamericanas que entre españoles, según el estudio Problemas de salud mental en los inmigrantes, realizado por la Fundación Jiménez Díaz y la Fundación La Caixa. Esto muestra que el racismo, la LGTBfobia, el machismo y cualquier otro sistema opresivo está matando en silencio. El amor romántico y la desigualdad económica también matan. Según el Congreso Nacional de Psiquiatría de 2012, la segunda causa de suicidio es el desamor y los problemas de parejas (25,8%), mientras que la primera son los problemas económicos (32%).  

Hablar del suicidio incita a las personas a hacerlo

Acabamos de ver que el estigma en torno al suicidio y las opresiones sistemáticas hacen que las personas se sientan incomprendidas, culpables y solas. Al no encontrar espacios donde se hable del suicidio sin juicios ni culpas, las personas con este tipo de pensamientos pueden sentirse invalidadas y traten de ocultar lo que les sucede, dificultando la posibilidad de ayudarlas.

Si no se es capaz de encontrar información cuidada y lugares en los que sentirte apoyado, se puede producir el denominado efecto Werther, el cual consiste en la imitación de actos cometidos por otras personas al percibir que esta es la única salida de forma idealizada. La solución no radica en banalizar el suicidio, sino cuidar la información que se transmite sobre este tema con ayuda de expertos para poder acabar con el morbo y eliminar el sentimiento de culpa de las víctimas.

El suicidio no se puede prevenir

El suicidio se puede prevenir. Es necesario conocer la información sobre la detección temprana de las señales de alerta, tener recursos para llevar a cabo un correcto acompañamiento y saber identificar los espacios de ayuda profesional (los cuales podéis encontrar al final de este artículo).

Por otro lado, como sociedad tenemos que comprometernos a formarnos y modificar aquellas conductas que dificultan la solución al problema. No solo hace falta hablar sobre el suicidio de forma profesional, sino que debemos aprender a normalizar las emociones sin invalidarlas ni ocultarlas para sentirnos merecedores de ayuda. Por ejemplo, es imprescindible erradicar la idea de que los hombres no sufren o deben ser fuertes y ocultar sus sentimientos. Estas concepciones son completamente perjudiciales, ya que los hombres se suicidan hasta tres veces más que las mujeres. También es imprescindible trabajar en la mejora de la salud mental, pues los trastornos mentales tienen una relación directa con el suicidio, según la OMS.

El suicidio no es un problema urgente

El suicidio es la primera causa de muerte no natural en España, duplicando la cifra de muertes por accidentes de tráfico.

Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2020 se suicidó un total de 3.941 personas; es decir, de media se suicidan 11 personas al día en España. Esta cifra convierte al 2020 en el año con más suicidios desde 1906. En el artículo Suicidios y salud mental en España, al descubierto: cifras y evolución de una epidemia tabú podéis encontrar mucha más información acerca de estos datos. Por tanto, es imprescindible que se empiece a abordar este tema desde las Instituciones de manera inmediata. El próximo 10 de septiembre de 2022, el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, Stop Suicidio y La Barandilla han convocado una manifestación a las 19h en la Plaza España de Madrid para exigir la elaboración de un plan estatal contra el suicidio.

Líneas de apoyo

En respuesta a la gran movilización por visibilizar el suicidio, se disponen de numerosos recursos para atender a personas con ideación y tentativa suicida y a su entorno:

  • Teléfono 024 para la prevención del suicidio.
  • Teléfono de la Esperanza: 717 003 717 y 914 590 055.
  • Teléfono contra el suicidio: 911 385 385.
  • Fundación Anar, la cual dispone de una línea gratuita y anónima para niños y adolescentes (900 202 010 o anar.org) y otra de apoyo para familias y centros escolares (600 505 152).
  • La asociación sin ánimo de lucro Stop Suicidio también puede ser de interés por su trabajo de divulgación y reivindicación de la atención que merece.
  • Si no vives en España, WhatsApp facilita una lista con números de teléfono de ayuda para cada país.

Nunca dudes en pedir ayuda todas las veces que creas necesario. Mereces sentir apoyo y juntas lo vamos a conseguir.

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