El miedo es un sentimiento muy humano. En general está asociado a situaciones adversas, pero en pequeñas dosis puede ser muy adictivo.
Es por este motivo que el género del terror tiene tanto éxito en el mundo del cine. Los guionistas y directores llevan años buscando formas originales de despertar este sentimiento en los espectadores y, por esta razón, hay tantos subgéneros cinematográficos.
Cabe destacar el éxito que tienen las obras de terror ambientadas en el espacio, lo cual no es casualidad, ya que el miedo a lo desconocido es una respuesta humana básica que nos ha protegido durante siglos, evitando así que actuemos de forma impulsiva y peligrosa, y el universo es una entidad prácticamente infinita de la cual los seres humanos conocemos una ínfima parte. Si bien hubo algunas películas previas que se ambientaron en el espacio, por ejemplo, Terror en el Espacio (1965), podemos decir que Alien: El Octavo Pasajero (1979), de Ridley Scott sentó las bases de este subgénero. A partir de este gran título, han surgido otras grandes obras cinematográficas, no solo secuelas de esta, sino trabajos totalmente diferentes pero que siguen manteniendo el denominador común del espacio.
Una de las mejores películas de este subgénero es, sin lugar a duda, Event Horizon (1997), un film brillante que mezcla a la perfección la ciencia ficción con el terror más puro. Cuenta con un guion muy original y una dirección impecable, sabiendo crear escenas tensas sin abusar de los sustos fáciles, todo ello envuelto en una misteriosa y tétrica atmósfera. La razón por la que esta película funciona tan bien en este subgénero es porque trata simultáneamente algunos temas que siguen siendo un misterio: la vida después de la muerte, la infinitud de nuestro universo y la existencia de otras dimensiones que la ciencia todavía no es capaz de comprender.
Otro género de películas que funcionan muy bien con el terror espacial son aquellas producidas en forma de falso documental. Un gran ejemplo es Apollo 18 (2011), la cual trata de explicar por qué no han habido más misiones de exploración de la Luna desde el Apollo 11. Esta se diferencia de las anteriormente nombradas en que busca ser lo más realista posible, tanto incluso que, cuando salió, muchos conspiranoicos pensaron que era real. Otro ejemplo de este tipo de películas es Europa Report (2013), película compuesta por las grabaciones de las cámaras de una nave espacial la cual tenía la misión de aterrizar en un satélite de Júpiter para tomar muestras. Estas dos películas, lejos de crear terror con sustos o elementos paranormales, lo hacen con la tensión y angustia que genera ponerse en el lugar de los astronautas que las protagonizan. El hecho de imaginar estar perdido en un lugar a millones de kilómetros de casa, en un lugar desconocido, sin manera de volver, puede ser sobrecogedor para muchas personas y, es por eso que, este tipo de películas generan tanto o incluso más terror que las que utilizan elementos más fantasiosos.
Por último, cabe destacar algunas películas del subgénero terror cósmico, el cual no debe ser confundido con el terror espacial, ya que el primero hace referencia a un subgénero creado por Lovecraft el cual trata dimensiones desconocidas y deidades del inframundo, mientras que el terror espacial se refiere estrictamente a películas de terror ambientadas en el espacio, o basadas totalmente en elementos alienígenas. Sin embargo, algunos largometrajes de terror cósmico funcionan también como obras de terror espacial. Por ejemplo, Color Out of Space (2019), adaptación de un relato de Lovecraft, es una obra reciente con una fotografía impresionante que funciona muy bien como película de terror espacial. En ella, un misterioso asteroide cae en la granja de una familia, y comienza a provocar sucesos extraños. Totalmente carente de elementos típicos del terror, esta película tiene en la incertidumbre su mayor fortaleza, así como en imágenes increíblemente fuertes pero a la vez hermosas debido a la original paleta de colores que utiliza.
En general, ambientar películas de terror en el espacio, si se hace de manera correcta, es una apuesta prácticamente segura. Este subgénero es muy recomendable para cualquier fan del terror en general o de la ciencia ficción, pero también hay que tener en cuenta que este tipo de películas pueden crear tantas cuestiones en tu mente que, durante unas horas o incluso días, no podrás dejar de pensar en ellas.