Adaptación cinematográfica, el arte de transformar una obra pensada para ser leída en una obra para ser vista. Un arte que lucha contra las expectativas e intenta hacerse respetar, con mayor o menor éxito. Hablemos de ello con un ejemplo: Carrie.
La primera novela del más que famoso genio del terror Stephen King, Carrie, ha dado para mucho desde su publicación en 1974. Ha dado exactamente para tres adaptaciones al cine, una secuela de la primera adaptación, una obra de teatro y un musical. Y, en esta ocasión, pondremos el foco en las diferencias y comparaciones que surgen entre esas tres adaptaciones y en demostrar cuál es mejor y por qué, no sin antes reparar ligeramente en lo que de una adaptación cinematográfica se espera.
Al adaptar una obra literaria a la gran pantalla hay que tener en cuenta que no se va a llevar la novela a película literalmente, sino que se va a traducir y, por lo tanto, adecuar al lenguaje del nuevo arte. La novela cuenta con un 20% de palabras y un 80% de imaginación del lector para funcionar, en cambio el cine no cuenta con la ventaja de la imaginación. Por ello, hay que transformar en imágenes las palabras, pero no al pie de la letra. Se ha de traducir a lenguaje cinematográfico, hacerlo atractivo y atrayente para que funcione. Resumiendo: hay que hacerlo visual.
Una vez aclarado lo anterior, comencemos con Carrie. Las tres adaptaciones son: Carrie (Brian de Palma, 1976) protagonizada por Sissy Spacek, Carrie (TV) (David Carson, 2002) protagonizada por Angela Bettis y Carrie (Kimberly Pierce, 2013) protagonizada por Chloë Grace Moretz. Y, hablemos claro desde el principio, la más fiel a la novela es la segunda, la TV movie, pero resulta que es enormemente insufrible. Y la que más se aleja de la novela es la última, que es más bien un remake políticamente correcto de la de Brian de Palma.
Entrando en materia, las tres actrices aprueban en su tarea de interpretar a un personaje tan complejo y profundo como es el de Carrie White, pero quien consigue más matices en su actuación y resulta ser más poliédrica es, sin dudas, Sissy Spacek, con unos ojos enormes y expresivos y un retraimiento fantástico en sus gestos y su voz. Después, no lo hace mal Bettis, aunque es cierto que tiene algunos momentos de sobreactuación y de derrotismo interpretativo difíciles de defender. No obstante, consigue dar mal rollo. Por último está Chloë, que pierde toda profundidad y credibilidad, además de mantener la misma cara de principio a fin.
El personaje de la madre es clave para el desarrollo de la historia, por lo tanto es esencial tener a una buena actriz que interprete a tan importante personaje. Y aquí se puede uno permitir caer en la indecisión porque tanto Piper Laurie (1976) como Julian Moore (2013) hacen un trabajo excelente como Margaret White.
En cuanto a dirección destaca, cómo no, Brian de Palma, aunque Kimberly Pierce no lo hace mal. Quien no destaca ni pagando es David Carson, que parece que se le ha caído la cámara y ha gritado “acción”. Si bien es verdad que de Palma peca a veces de ser brusco o poco elegante en su cinta, regala momentos inolvidables en el plano técnico y en el de dirección de actores, con imágenes poderosas desde el primer momento.
En fotografía y en montaje sobresalen la de 1976 y la de 2013. Quizá sean mejores ambos aspectos en el clímax de la última que en la de los 70, sobre todo en montaje, porque el de Brian de Palma acaba siendo un clímax un tanto lioso y poco efectivo con el uso de la pantalla partida. Además, los efectos visuales y la fotografía mejoran para la cinta de Pierce, aunque también tiene muchos fallos. En la de 2002 no destacan en absoluto ninguno de los dos aspectos porque es todo muy, muy feo.
Los poderes de telequinesia de Carrie en la novela son alucinantes. La película que más poderes le da a Carrie es la del 2002. Para ser un telefilme hace un despliegue sorprendente de numerosos y cutres efectos visuales para demostrar, por ejemplo, que Carrietta White puede atraer meteoritos a la Tierra. Por otra parte, la cinta del 76 se centra más en los conflictos internos de la protagonista que en los poderes, y la de 2013 hace tanto hincapié en los poderes que parece literalmente una película de Harry Potter.
Para ampliar: Siete maratones de películas para Halloween según tus gustos
Por último, el filme que tiene el mejor desarrollo de historia es el de Brian de Palma. Utiliza lo necesario del libro para llevar de la mano al espectador con asombrosa facilidad. Desde el principio con una puesta en escena magnífica, empezando fuerte, y terminando más fuerte aún. La de David Carson es tan literal, tan cercana al libro, que resulta poderosamente tediosa. De tanto calcar la estructura novelística, cinematográficamente acaba siendo una pérdida de tiempo. Y por último, la de Kimberly Pierce es muy similar a la película de Brian de Palma, pero con la inclusión de personajes y escenas que sobran porque no aportan nada a la trama, tan solo estorban y entorpecen la fluidez de la cinta.
En conclusión, la mejor adaptación de la afamada novela de Stephen King sería la de Brian de Palma. Resuelve con afortunada maestría el problema de adaptar una novela tan compleja como Carrie a la gran pantalla, sabiendo traducir perfectamente la narrativa de la obra literaria a la narrativa atractiva y visualmente efectiva del cine. En definitiva, Carrie de 1976 funciona como adaptación y como película de terror y ciencia-ficción. Una gran película de una más que maravillosa novela.
2 comentarios en “Adaptaciones y readaptaciones: ‘Carrie’”