Pinocho, el muñeco de madera más famoso del mundo, ha sido llevado a la gran y pequeña pantalla en más de 30 ocasiones. Comparemos hoy las tres más importantes

La historia original fue escrita por el periodista y escritor italiano Carlo Collodi. Fue publicada en Giornali per i bambini entre 1881 y 1883 bajo el título de Storia di un Burattino —en castellano: Historia de una marioneta—. Finalmente, la obra completa se llamó Le avventure di Pinocchio. Storia di un burattino. Las adaptaciones de esta historia se cuentan con los dedos de seis manos, como Piñoncito, aventuras de un títere (1911), Pinocho y la ballena del espacio (1965), la miniserie italiana Le avventure di Pinocchio (1972) o la serie japonesa de 1976, La venganza de Pinocho (1996) o las horrendas P3K: Pinocho 3000 (2004) y la alemana Pinocho y su amiga Coco (2013). Por destacar alguna de estas locuras, son de interés los cortometrajes Pinocho (Gianluigi Toccafondo, 1999) y Pinocchio (vv.dd., 2021). 

Izq.: Carlo Collodi. Der.: ilustración original de Pinocho de Enrico Mazzanti.

Como ya hicimos con Carrie en su momento, en este artículo vamos a comparar tres adaptaciones distintas de Pinocho: el clásico de Disney Pinocho (Ben Sharpsteen y Hamilton Luske, 1940), la desconocidísima Pinocho (Matteo Garrone, 2019) y la muy aclamada última adaptación Pinocho de Guillermo del Toro (Guillermo del Toro y Mark Gustafson, 2022). Y debe quedar claro desde ya que no se va a hablar de la insufrible readaptación de Disney, también de 2022, por mucho Zemeckis o mucho Tom Hanks que haya. Dicho esto, comencemos.

Estilo y diseño

La versión clásica está hecha como se hacían las películas de animación en aquella época y sigue resultando una belleza verla hoy en día. El diseño de los espacios, los colores vivos y los personajes son míticos e inolvidables, perfectamente reconocibles. Además, el doblaje castellano es argentino, uno de los mayores y más estupendos aciertos en la historia del cine. La de 2019 —que, recordemos, está dirigida por Matteo Garrone (Gomorra, 2008)— es feísima, su parca y convencional fotografía “netflixiana” solo evidencia un diseño de producción bruto, exagerado y desagradable. Lo tétrico de algunas escenas y personajes es tan extremo que, si bien perturba, es incomprensible. Y la de 2022 es una delicia audiovisual. Con un stop-motion tan bien hecho que parece animación 3D y una fotografía y una puesta en escena hermosísimas, la cinta demuestra que hay un gran autor detrás.

Para ampliar: ‘Pinocho de Guillermo del Toro’: la fábula de un autor de verdad

Pinocho

El de Disney está bien, es bonito, es ingenuo y es gracioso. A pesar de moverse por caprichos, acaba por querer demostrar que es un niño bueno. El de Garrone es insoportable, un niño malo con ganas. Desde que es un leño no deja de incordiar y portarse mal. Es, de hecho, el más parecido a la historia original de Collodi, salvo porque este no es un homicida. Un niño de madera al que, desde luego, no daría pena prender fuego. Por último, el Pinocho de 2022 es imperfecto, quizá el más humano de todos los muñecos. Vuelve a la ingenuidad del primero, pero sin caer en la repelencia del segundo. Y no es que sea bonito; en su forma también es imperfecto, pero se hace querer, quiere a su padre y da, literalmente, la vida por él. Tiene contradicciones, deseos y ganas de vivir. Es el más complejo.

Carteles de las tres películas a comparar: Pinocho (1940), Pinocho (2019) y Pinocho de Guillermo del Toro (2022).

Gepetto y Pepe el Grillo

El Gepetto de Disney es entrañable, aunque está como unas maracas. Le habla a sus juguetes y baila con ellos a media noche. Pepito Grillo es básicamente un vagabundo que se ha colado en casa de Gepetto. No hace nada por Pinocho y, aun así, gana una medalla, pero es carismático. El Gepetto de 2019 es el gran y tierno Roberto Benigni (La vida es bella, 1997) —curioso, pues él como director adaptó Pinocho en 2002— y el Grillo Parlante es un señor pequeño pintado de verde, con voz de fumar Ducados y que aparece tres veces. El Gepetto de Guillermo del Toro es un hombre destrozado tras perder a su único hijo. Un alcohólico deprimido que no soporta la soledad y solo espera que a él también le sorprenda la muerte, y que aprende a vivir gracias a una vida imprevista. Por su parte, el grillo se llama Sebastian J. Cricket y es un escritor que ha viajado por todo el mundo y se encuentra con que su nuevo hogar es una marioneta con vida. 

El resto de personajes

En la de los 40, todos los personajes son fantásticos e imposibles de olvidar. El enorme dueño del circo, el gato Fígaro, la pez Cleo, el Zorro y el Gato, el mítico Polilla… La única que sobra es el hada madrina; el resto son maravillosos. En la adaptación italiana son peculiares. El cirquero Mangiafuocco es malo pero se apiada de Pinocho, los villanos son los estafadores Zorro y Gato y otro cirquero que usa a Pinocho cuando es un burro. El hada es el fantasma de una niña muerta con el pelo turquesa y que ha criado un gato grande y una señora-caracol. Esta peli es un mal viaje. Y en la cinta del 2022 tenemos algo más original. La unión de Mangiafuocco y los estafadores en el Conde Volpe, al cura del pueblo, al funcionario fascista Podesta y la brillante incorporación del mono Spazzatura, como un personaje clave para la película.

Pepito Grillo, Grillo Parlante y Sebastian J. Cricket.

Acontecimientos significativos

En la primera está todo lo que conocemos. Pinocho actuando en el circo, los niños bebiendo y fumando en la feria, Polilla convirtiéndose en burro de manera espeluznante y la imagen de Pinocho muerto en el agua para más tarde convertirse en un niño de verdad. En la de Garrone —que, repetimos, es la más fiel— tenemos un sinfín de demencias como un mono-juez, dos intentos de asesinato a Pinocho, una niña fantasma que es un hada madrina que crece a pesar de estar muerta y un diálogo con un atún dentro del monstruo marino. Y en la última le añadimos contexto socio-político y aventura. Hay fascismo, Mussolini, bombardeos en un campo de entrenamiento, un limbo en el más allá con conejos funerarios, entes mágicos, diálogos sobre la vida y la muerte, una escena de acción con un enorme monstruo marino… Es un desfase narrativo sabiendo de lo que partimos.

Conclusiones

Comparando las tres películas —que tampoco tendría por qué, pero es divertido— advertimos las enormes diferencias que se crean a través de distintos puntos de vista y distintas finalidades. La primera resulta ser una cinta infantil sobre cómo elegir el camino de la sinceridad y el amor. La segunda es una casi fiel adaptación de una obra literaria que busca sus horizontes en aspectos más adultos y sobrios en términos de estética. Y la tercera, una obra de orfebrería hecha con amor y pasión; un diálogo entre la vida y la muerte constante que se abre, sin miedo, a todos los públicos

La de Disney de 1940 es una buena cinta, un clásico donde los haya y nadie le va a negar su privilegiada posición. Y la de Garrone es una rara avis que imagino que tendrá su público. Pero, por ser una excelente libre adaptación, exponer temas complejos de manera hermosa y arriesgarse en el sentido técnico y argumentativo de su esencia, se podría decir que la mejor película de Pinocho es Pinocho de Guillermo del Toro (2022). Esta podría definirse perfectamente en esta cita de su director: «Jaime Sabines decía: “Alguien me habló todos los días de mi vida al oído, despacio, lentamente. Me dijo: ¡vive, vive, vive! Era la muerte”. Eso es Pinocho».

Pinocho. Guillermo del Toro. Netflix
Fotograma de Pinocho de Guillermo del Toro (2022).

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