La película alemana, estrenada el año pasado, ya se encuentra en el catálogo de Filmin

Basada en la última novela que escribió Stefan Zweig, The Royal Game es un inquietante y sesudo thriller histórico que nos traslada a la Viena ocupada por los nazis. Oliver Masucci (Dark o Animales Fantásticos: Los Secretos de Dumbledore) se convierte en Josef Bartok, un notario interceptado por la Gestapo y encerrado en un hotel reconvertido en una prisión. Solo será liberado si colabora con los nazis, pero Bartok no está dispuesto a ceder. El verdadero juego comienza después de que robe un libro de ajedrez, que le ayudará a mantenerse cuerdo y soportar el aislamiento.

Fotograma de The Royal Game. (Filmin)

Si la película funciona tan bien es por la increíble actuación de Masucci. Nos encierra con él en esa habitación de hotel que cada vez se hace más pequeña y presenciamos cómo la soledad va haciendo mella en su mente. Agobia verlo luchar contra sí mismo y sus intentos de escapar. En contraste a ese pequeño y oscuro cubículo de hotel, está el barco que nos lleva a Norteamérica hacia la libertad. En realidad es otra prisión, la del elitismo de la sociedad americana.

A pesar de que el ajedrez es esencial para el desarrollo de la cinta, no aparece hasta pasada la primera hora, así que se puede hacer un poco pesada al principio. Para mi gusto, se cuece demasiado a fuego lento. El ajedrez sirve para remarcar todavía más esa soledad que envuelve al protagonista y que está latente durante todo el filme. En este sentido, la disciplina y táctica propias del juego están representadas en el enfrentamiento entre el intendente de la Gestapo vienesa y Bartok, pero también son un guiño del enfrentamiento entre la Alemania nazi y el resto de la Europa de los Aliados. El tablero de ajedrez es una sala de interrogatorio, pero también un campo de batalla, donde ambos rivales pretenden desgastar al otro en el plano psicológico con sus movimientos.

Por tanto, The Royal Game es una película complicada y de varias lecturas, que necesita varios visionados. Uno solo no bastará para entender los entresijos por los que Masucci y el director, Philipp Stölz, nos quieren conducir. Al principio puede parecer aburrida, pero este sentimiento desaparecerá al final, donde al espectador le espera un sorprendente desenlace. Tan solo por el giro de acontecimientos ya merece la pena darle una oportunidad.

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