Desde el día 1 de julio tenemos completa la nueva serie testosterónica de Prime Video

Tras Jack Ryan y Reacher, llega al servicio de streaming la nueva serie de acción La lista final (2022), protagonizada por Chris Pratt (Guardianes de la Galaxia). Sigue la historia de James Reece, un marine estadounidense que sufre una emboscada donde asesinan a parte de su pelotón. Una vez vuelve a casa, su recuerdo sobre el suceso le es confuso y comienza a autodenominarse culpable por todo lo que pasó.

Para comenzar, el primer episodio está dirigido por Antoine Fuqua (Training Day), lo que no quiere decir nada, pues a pesar de contar con alguien de renombre tras las cámaras, es un primer episodio algo flojo. La trama es fácilmente situable, pues no tiene ningún tipo de originalidad. Quiere evocar a grande éxitos de acción de décadas pasadas (viene a la cabeza sobre todo Rambo), pero aquí no hay ningún tipo de subtexto más allá de la obcecada venganza de su protagonista. Fuqua intenta dotar de algo de identidad a la serie, pero no lo consigue. No es ni tan siquiera capaz de destacar en las escenas de acción, que le salen un tanto caóticas y geográficamente confusas, además de llenas de cortes que hacen que les sea imposible fluir.

Una cara no consigue salvar una serie

Chris Pratt, empeñado en salir del encasillamiento como actor cómico, quiere dar un nuevo rumbo a su carrera como héroe de acción americano, de semblante serio durante el cien por cien del metraje, algo casi irritante. Con afán de imitar a Bronson o, si se me apura, a Seagal, pretende ser, con La lista final, no solo el juez, jurado y verdugo de su historia, sino también un ejemplo a seguir de cómo debería ser el estadounidense. Spoiler: estas ideas salen socialmente mal.

Es, en definitiva, un personaje obsoleto, al igual que la serie. Algo que se disfrutaría hace 20 años, pero la sociedad y la industria del entretenimiento ya está a otra cosa. Este tipo de historias ya no interesan a un espectador cansado de la idea del justiciero que busca la venganza y, con ello, la mejora moral de su propio país.

'La lista final'
Chris Pratt en La lista final.

La lista final es una serie frustrante

Además del problema de base ya comentado, estamos, narrativamente, ante una serie soporífera. Una serie a la que sus ocho episodios le quedan más que largos. Tengo la duda incluso de si podría resultar entretenida a aquellos a los que la simple acción física ya les embelesa. Pero es que tampoco es ese tipo de serie. Ojalá lo fuera. Las escenas de acción crecen con el paso de los episodios, eso es cierto. Y Pratt se muestra como un personaje brutal al que se le ha escapado el sentido moral, aunque se insista en que sus decisiones son el bien más absoluto.

Además del problema de base, le siguen otros cuantos más. Mayormente, es incapaz de desarrollar algo más allá de su concepto. Aunque en ocasiones haya pequeñas pinceladas que, por desgracia, quedan en nada y terminan cediendo ante la simpleza que en realidad busca La lista final.

Está, en definitiva, lastrada por su falta de ser y por la imposibilidad de encontrar su parcela dentro del entretenimiento de consumo rápido. No entusiasmará al gran público porque, además de parecer que lleva obsoleta más de 20 años, no es capaz de jugar con esa idea para introducir alguna innovación que la adapte a los tiempos que corren. Y, aunque olvidásemos su arcaicismo, tampoco es capaz de mejorar (ni siquiera de igualar) los grandes títulos de justicieros armados de los años 70 y 80.

Una serie demasiado poco inteligente, aburrida cuando no hay acción de por medio y que pasará sin pena ni gloria por nuestras pantallas. Y, peor aún, sin razón de ser.

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