Pasión y muerte del rapero Tupac Amaru Shakur

La noche de su asesinato, Tupac Amaru Shakur fue a ver un combate de su amigo Mike Tyson en Las Vegas. Unas horas después, mientras esperaba en el asiento del copiloto a que el semáforo se pusiese en verde, el ocupante de un Cadillac blanco disparó reiteradamente sobre el rapero, que recibió cuatro balazos.

Dos de ellos en el pecho. Era el 7 de septiembre del año 1996. Estuvo muriéndose durante casi una semana. Finalmente, el 13, fue declarado muerto. De este modo, acababa de consumarse uno de los asesinatos más mediáticos, enigmáticos y oscuros de los últimos tiempos.

Espero que el título del artículo no recuerde a una noticia de actualidad. Lo dudo; ningún artículo noticioso llevaría una interrogación en el título. El subtítulo, quizás, dé a entender que pretendo crear un relato de los últimos momentos de Pac. Nada más lejos de la realidad. La entradilla, a lo mejor, evoca a una crónica. Siento si es así. Aquí no se pretende ninguna clase de forma noticiosa, ni relatora, ni crónica. Mucho menos se busca la objetividad.

Sobre cómo fue la muerte de Tupac se ha escrito más que suficiente. Wikipedia lo cuenta muy bien. Esto es, sencillamente, un homenaje. No obstante, sería irrespetuoso pasar por alto el interesante proceso del asesinato, con todo lo que ello conlleva. Así que, antes de nada, merece la pena repasar superficialmente la secuencia de acontecimientos que desembocaron en un tiroteo.

El legendario boxeador se enfrentaba aquella noche del 7 de septiembre con Bruce Seldon en Las Vegas. A pesar de que Tyson y Shakur eran pesos pesados de la polémica —dos auténticos gallos—, mantenían una relación de amistad muy cercana.

Tupac fue al espectáculo acompañado de, entre otros, Suge Knight, cofundador de Death Row Records, gran magnate de la industria musical del momento y, probablemente, una de las personas más turbias de la historia del hip-hop. De hecho, ahora mismo está en la cárcel por atropellar intencionadamente a un hombre hasta la muerte. Por aquel entonces, Knight mantenía una estrecha relación con la mítica pandilla callejera estadounidense de los “Bloods”. De hecho, esa misma noche varios de los hombres que iban con Tupac y Suge eran miembros de dicha pandilla. Nos interesa, principalmente, un tal Travon “Tray” Lane, un blood de Compton.

Tras la victoria de Tyson, Pac y sus acompañantes fueron al vestíbulo del hotel-casino, donde Travon divisó a Orlando Anderson, un miembro de la pandilla rival, los “Crips”, con quien había tenido disputas anteriormente. Este avisó a Tupac, de modo que el rapero, con su actitud de matón, fue a agredir a Orlando. Después, el resto se sumó a la agresión y terminaron por patear al crip cuando este se encontraba en el suelo.

Última foto del rapero. (Hip-Hop-N-More)

Posteriormente, Shakur fue a su hotel para cambiarse de ropa y, seguidamente, ir a un club. En el camino fueron detenidos por no llevar matrícula, pero les dejaron marchar al ver que la llevaban en el maletero. Después, en un semáforo, sucedió lo que ya ha sido relatado: alguien, desde el asiento trasero de un Cadillac blanco, disparó sobre el coche en el cual iban Suge y Pac. Knight, aunque recibió trozos de metralla en la cabeza, arrancó y siguió circulando hasta que volvieron a ser detenidos y forzados a ir al hospital.

Sobre los numerosos acontecimientos de aquella noche se han escrito ríos de tinta y se han filmado documentales a patadas. Por ejemplo, Unsolved en Netflix. Entonces, no merece la pena comentar mucho más al respecto. Tan solo decir que son muchas las casualidades que hicieron de este atentado algo tan enigmático. Presa del conspiracionismo y el morbo. Véanse ligeros ejemplos. Tupac siempre iba con chaleco antibalas. Aquella noche, no. Su guardaespaldas siempre iba con él. Esa noche, se quedó con la novia de Pac. El cielo nocturno de Las Vegas estaba (y está) siempre lleno de helicópteros. A las 23:15, precisamente, ningún helicóptero fue capaz de captar el Cadillac blanco del que salieron los disparos.

También son varios los elementos endógenos, es decir, que salen del propio Tupac, que suscitaron la imaginación del público. La principal teoría conspiracionista es que el rapero fingió su propia muerte. Esto lo respaldan varios hechos. Para empezar, la figura medio mesiánica que él mismo había forjado de su personaje público. Letras como: “Expect me nigga like you expect Jesus to come back. Expect me nigga! I’m comin’!” en Untouchable. O el hecho de que su último álbum grabado en vida se llamó: The Don Killuminati: The 7 Day Theory, y fue publicado bajo el pseudónimo de Makaveli, pues Pac estuvo leyendo al autor florentino durante su estancia en prisión y quedó muy influenciado por sus ideas. Y, si se realiza con miras a un plan de victoria, hay pocas cosas más maquiavélicas que fingir la muerte.

Muchos hablaron de que los siete días del título hacen referencia a la semana que, prácticamente, Tupac tardó en morir desde que fue disparado. Además, una de las canciones más conocidas del artista —y también de las más bonitas, todo sea dicho— narra cómo Tupac está viendo su propio funeral después de haber sido tiroteado, y cuenta que muchos le fallaron en vida, pero, aun así, dice que “I Ain´t mad at cha”. No guarda rencor.

Y gente de su “entorno” ha afirmado que está vivo. El propio Suge dijo que era imposible que hubiese muerto. Por otra parte, se dice que le mataron los Illuminati —en referencia a su a.k.a Killuminati— o el propio Gobierno estadounidense, pero eso daría para más de un artículo. O que fue Biggie, el legendario rapero que protagonizó, junto a Pac, una de las disputas más famosas, importantes y salvajes de la historia del arte. Sí, de la historia del arte.

Portada del álbum de Makaveli. (QoBuz)

Un genio moderno

En realidad, llevo casi una hora pensando que a lo mejor debería borrar los últimos párrafos. No me parece muy afortunado haber caído, aunque solo haya sido ligeramente, en el morbo de la muerte de Tupac. Sé que es importante repasar todos los aspectos si quiero hacer un homenaje medianamente completo, pero no me gustaría que alguien leyese este artículo —que no es ni noticioso, ni objetivo y apenas informativo— y se viese atraído hacia la figura de Shakur tan solo por el misterio que rodea a su muerte.

Hay presuntos genios que son tomados por genios solamente por el misterio que engendra su figura. Sería una pena que Tupac fuese uno de esos “genios”. Por ello, en vez de borrar, para enmendar mi error trataré de explicar por qué Tupac Amaru Shakur es un genio moderno. Incluso contemporáneo. Centrémonos en la vida. Aunque claro, una biografía sería demasiado exhaustiva, así que tendré que usar pequeñas pinceladas para esbozar la genialidad de Pac. Y ya me estoy empezando a cansar de justificar mi forma de armar este artículo medio panegírico.

Tupac Amaru Shakur no es un nombre artístico, pero tampoco fue un nombre de nacimiento. El rapero nació en el Harlem neoyorquino el 16 de junio de 1971 bajo el nombre de Leshane Parish. Sin embargo, sus padres, ambos miembros de los Panteras Negras, pronto le cambiaron el nombre a Tupac Amaru Shakur en honor al líder rebelde inca del siglo XVIII: Túpac Amaru II. Su padre biológico no pudo criarle ya que era un prófugo de la justicia debido a su actividad en los Panteras. La madre, cuando Leshane nació, acababa de ser declarada no culpable en un juicio contra varios miembros del partido. Su padrastro fue declarado culpable de asesinato, aunque luego fue absuelto. Otros miembros más lejanos de la familia “Shakur” también estaban siendo perseguidos por pertenecer al Ejército de Liberación Negra.

El pequeño Tupac se crio entre la pobreza y la violencia del Harlem hispano de los 90. Edad de Oro del hampa. A los 13, él y su familia se mudaron a Baltimore, en Maryland, ciudad que, por aquel entonces, albergaba las cifras más altas de criminalidad de todo el país. Ahí, sin embargo, hizo suya la metáfora de la rosa que creció del cemento, The Rose that Grew from Concrete (así tituló un poemario que escribió), y desarrolló sus intereses por la poesía, el teatro, la música y demás artes de difícil acceso según el entorno en el que te criases.

De este modo, logró ingresar en la prestigiosa Escuela de Artes de Baltimore. Ahí, además de participar en varios proyectos creativos —actuó en representaciones de Shakespeare, por ejemplo—, conoció a la mujer que sería su mejor amiga durante muchos años: Jada Pinkett Smith —sí, actriz y esposa de Will Smith. El propio Will admite que siempre se sintió eclipsado por Pac—.

Tupac y Jada. (eBay)

También, por aquella época, empezó a tontear con el comunismo. Y, por supuesto, rapeaba sin parar. Todo esto mientras su madre Afeni, fallecida recientemente, sufría la adicción al crack y criaba ella sola a Tupac y sus hermanastros. La pobreza de la familia rozaba lo extremo.

En el 1988 se volvieron a mudar, esta vez a Marin City, en California. Pronto, Pac terminó en las calles y comenzó a vender droga. Dice el mito que los propios drugdealers, al ver el increíble talento del joven artista, le daban dinero para que se alejase del contrabando y se centrase en su carrera artística. En el 1991, comenzó su escalada al estrellato cuando publicó su primer álbum, 2Pacalypse Now. En el 92, con 20 años, protagonizó la película Juice, donde llamó la atención del público por sus dotes actorales.

Posteriormente, y sin criterio cronológico, protagonizó más películas, sacó álbumes de gran éxito, mantuvo una relación sentimental con Madonna, pasó por la cárcel bajo cargos de agresión sexual —él siempre se declaró inocente—, fue disparado en dos ocasiones y, en fin, antes de los 24 se había convertido en una de las figuras más famosas del rap mundial, así como en un personaje clave en la lucha contra el racismo.

Fue acusado de varios delitos de incitación al odio, sobre todo por sus insultos a la policía, pero siempre fue absuelto. Una de las bases argumentales de los acusadores fue que él era el pionero del mal llamado Gangsta rap, lo cual es curioso si se tiene en cuenta que muchos de los raperos de la época “cantaban” acerca de drogas, asesinatos, violencia y mujeres. Mientras, él, aunque también trataba aquellos temas, cantó sobre los problemas sociales y personales desde un punto de vista bastante más artístico y profundo. Óiganse, por ejemplo, Changes, Keep Ya Head Up, Dear Mama, Lifes Goes On, All Eyez On Me o Brenda´s Got a Baby —entre muchísimas otras—. Si se observan las letras de estas canciones, y se comparan con las de muchos otros, mi argumento se vuelve irrefutable.

Cuando comenzó su proceso “mesiánico” —la ropa extraña, las fotografías extravagantes, los mensajes religiosos, la vehemencia discursiva, los tatuajes icónicos…— desarrolló una teoría que le hizo aún más profético. Thug Life. Vida del matón/gamberro/gánster. Hoy en día, se conoce gracias al meme que se difundió mundialmente allá por el 2014. Uno de los peores malentendidos contemporáneos: para Tupac fue algo un poco más serio. T.H.U.G L.I.F.E: The Hate U Give Little Infants Fucks Everyone. Si creas odio en los más pequeños, el mal de la sociedad del futuro será tu culpa. Ese odio volverá a por ti.

Thug Life. (Pinterest)

En torno a esta filosofía, desarrolló un código de 26 puntos en los cuales abogó por poner límites —realistas, creados desde el conocimiento interno— a las bandas y al contrabando para fomentar la paz en los barrios pobres. Esta teoría ganó popularidad hace poco gracias al best seller mundial del 2017 The Hate U Give, que también fue adaptado al cine.

¿Para valorar el nivel de genialidad de Tupac hace falta juzgarle moralmente? ¿Debe tener más peso lo que hacía, o lo que decía? ¿Qué es la genialidad? De algunos “genios” se valora más su inteligencia —Einstein, Curie—, de otros, su talento —Velázquez, Miguel Ángel—, de otros, su creatividad —Shakespeare, Tolkien—, de otros, su influencia —Chanel, Picasso— y, por último, de algunos pocos, su misterio —Da Vinci, Lorca, Kafka…—. La mayoría de los considerados genios son un compendio de lo uno y lo otro. Sin embargo, hay un elemento común que poseen todos los genios: unicidad.

Sería una pena elevar a Tupac a la categoría de genio tan solo por el misterio de lo que se conmemora hoy y aquí. Igual que sería desprestigiar a Lorca si lo que nos acerca a su genialidad es el morbo de su asesinato.

De Tupac habría que recordar, antes que nada, cómo se crio —en el epicentro de la mayor revolución racial a lo largo de la historia—, las vivencias de su juventud —pobreza y violencia—, cómo fue pionero en desestigmatizar las artes en según qué entornos —por su culpa, querer ser artista dejó de ser “poco varonil”—, cómo denunció los abusos del poder a través del arte, cómo se hizo icono mundial del hip-hop antes de cumplir los 26 y, sobre todo, su carisma: inigualable y arrollador. Literalmente, sin parangón. Solo hay que ver sus entrevistas o sus juicios en YouTube. En fin, hablo de todas esas cosas que hicieron de él una persona única por encima de toda la unicidad de las personas. Poderosas circunstancias que convergieron en un mismo cuerpo bajo unas capacidades sin par. Diría que en eso consistió su genialidad. Y hoy la homenajeo.

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