¿Te depilas porque quieres o porque debes? Estamos tan condicionadas por los cánones de belleza y las imposiciones sociales que, a veces, cuesta responder a esta pregunta.
Experiencia personal
Antes de nada, voy a contar mi experiencia con la depilación por dos motivos. El primero, para reconciliarme conmigo misma. El segundo, porque sé que muchas de vosotras os vais a sentir muy identificadas y puede que os ayude.
Yo empecé a tener complejo con mi cantidad de vello corporal en el colegio. Desde el primer momento en el que me empezó a salir pelo en las piernas, le dije a mi madre que quería depilarme porque me daba muchísima vergüenza. El primer día que mi madre me depiló las piernas con cera me pareció la mayor tortura del mundo. Ese día nunca lo olvidaremos en mi casa porque pensábamos que los vecinos iban a llamar a la policía de los gritos que pegaba.
Empecé mi andadura con la depilación con la cera fría, pero acabé pronto con ella porque nunca me quedaba contenta con el resultado. Te venden que vas a tener unas piernas suaves y libres de pelos durante un mes, pero a mí no me duraba nada y siempre me quedaban zonas sin depilar. Luego me pasé a la Epilady y el dolor era horrible. Me gustaba cómo me quedaba, pero solo podía soportarlo de la rodilla para abajo.
En realidad, yo quería depilarme con cuchilla, pero sentía que eso no estaba bien visto porque no estaba sufriendo lo suficiente para estar divina. También me decían que los pelos me iban a crecer más duros y me sentía muy insegura cuando empezaban a crecer y pinchaban. De la crema depilatoria casi mejor no hablo porque creo que es la cosa más asquerosa del universo. Todo este drama solo para las piernas…
Con los pelos del resto del cuerpo estaba súper preocupada, sobre todo con las ingles y el pubis. Siempre me depilaba con cuchilla porque era incapaz de soportar el dolor, pero me salían muchísimos granos y se me enquistaban los pelos provocándome heridas. Además, se me irritaba mucho la zona y me dolía. Cada vez tenía más complejos con mis pelos. Llegué a depilarme los brazos y me quitaba los pelos de la cara con cera provocándome erupciones en la piel. Mi madre me preguntaba que por qué me salían tantos granos en la cara y yo me inventaba mil excusas, pero nunca le decía la verdad. Me daba mucha vergüenza reconocer que tenía pelos; me hacía sentir que valía menos por ello.
He llegado a dejar de ponerme pantalones cortos en verano o manga corta por no haber tenido tiempo de depilarme. También me angustiaba mucho la idea de estar con un chico y que le pincharan mis pelos; no estar suave y perfecta para él.
Por suerte, todo esto empezó a cambiar cuando en el instituto empecé a ver a chicas que no se depilaban. Me parecía bonito y me encantaba la idea de no tener que estar completamente atrapada por los métodos de depilación que solo me causaban dolor y heridas cada vez más horribles. En ese momento, me di cuenta de que el problema con mis pelos no era que a mí no me gustaran, sino que nunca había visto a ninguna mujer sin depilar; no sabía que esa opción fuera posible.
Poco a poco, empecé a salir a la calle sin depilarme las piernas y las axilas y me sentí bien; más libre y segura porque estaba haciendo lo que realmente quería y no lo que se esperaba de mí. Ya casi no me depilo y cuando lo hago es cuando me apetece hacerlo. Y, por supuesto, nunca más volveré a dejar de hacer cosas por no ir depilada. Aunque sí que sigo sin ponerme ciertas bragas de bikini más pequeñas porque eso parece una selva y me cuesta verme con ello. Pero lo que no voy a hacer es depilarme para entrar en ellas: me pongo bragas que me tapen más y listo. Parece que últimamente tenemos que adaptarnos para que nos siente bien la ropa, en vez de comprarnos ropa que nos haga sentir bien.
Claramente, dejar de depilarse tiene un impacto en nuestra vida. En mí ha tenido un impacto muy positivo, pero sigo teniendo que aguantar comentarios de desaprobación que nadie ha pedido. Sobre todo por parte de mi familia, pero te acabas acostumbrando. Además, si ven que estás cómoda con ello, la gente empieza a verlo con más naturalidad.
Comentando otras experiencias
Conozco a bastante gente que se siente identificada conmigo en este tema y me encanta tener la oportunidad de dejar aquí sus experiencias con la depilación. A mí me ayudó muchísimo sentirme reflejada en personas que habían sentido lo mismo que yo y creo que mostrar otras realidades es vital para empezar a curar las heridas.
Testimonio 1: Siempre he sido muy blanquita con el pelo muuuy oscuro, así que te puedes imaginar a qué edad empecé a depilarme… Creo que seguía en primaria (iba a natación y demás, así que peor aún). Pero mi piel es muy sensible, así que intentaba hacerlo lo menos posible… Por ejemplo, cuando llevaba uniforme, solo me depilaba la parte de la rodilla y la pierna que se veía con la falda y los calcetines (las axilas siempre).
Los veranos eran horribles porque me irritaba muchísimo, me llegué a despellejar con la cera (sí, fría o caliente; todas), pero aun así seguía haciéndolo porque me habían inculcado que no hacerlo era una falta de higiene, cosa que me parecía absurda, pero con tal de no oírlo, lo hacía…
Con el paso del tiempo, pasé a hacerlo solo en verano y para ocasiones especiales que requirieran un vestido/falda, hasta que este año (que ha sido el año de muchas cosas) dejé de hacerlo. Y ya no solo porque me salen unos sarpullidos increíbles y se me irrita muchísimo la piel, sino porque paso, me da pereza. A veces me da corte salir así con vestidos o pantalones cortos, pero al final del día no somos el ombligo del mundo y la gente mira menos de lo que nos pensamos.
Me gustaría desmontar ese argumento de la higiene. Los pelos no son antihigiénicos; de hecho, nos protegen. Es curioso que, si una mujer no se depila el pubis, las ingles, las axilas o cualquier parte del cuerpo, es una guarra que no se cuida y que huele mal, pero en el caso de los hombres se ve como algo normal. La higiene no depende de la depilación; es decir, por mucho que te quites todos los pelos del cuerpo, si no te lavas, vas a oler mal de todas formas. Además de no ser enemigos de nuestra higiene, los pelos, sobre todo el vello púbico, tienen múltiples beneficios:
- Regulan la temperatura de nuestro cuerpo, favoreciendo así un mayor equilibrio.
- Nos protege de infecciones y bacterias, ya que estas se quedan en el pelo y no entran en contacto con la piel.
- Al rasurarnos el vello se hacen fisuras que, a veces, son imperceptibles, pero que aumentan las posibilidades de contraer infecciones de transmisión sexual (ITS) si la otra persona también está depilada al entrar en contacto directo con heridas abiertas. Además, el roce puede causar abrasiones y más heridas.
Por lo tanto, la próxima vez que alguien quiera opinar sobre vuestro cuerpo y vuestra higiene, le recomendáis que se informe y que, en vez de preocuparse tanto por nuestra higiene, se preocupe un poco más por nuestra salud, tanto física como mental. Si después de todo esto los granos, las heridas, las infecciones y las irritaciones constantes le siguen pareciendo estéticas, y si la falta de autoestima y el daño psicológico que nos causan sus comentarios le siguen dando igual, entonces el problema pasa a tenerlo esa persona, no nosotras.
Testimonio 2: Es increíble lo mucho que se parecen nuestras experiencias. Soy también muy peluda y siempre me he sentido acomplejada. Me depilo exactamente dos veces al año, sobre todo en verano. El resto del año llevo mis pelos sin ningún tipo de complejo. Y todo esto lo hago porque por fin he conseguido gustarme, aceptar mis pelos y dejar de pensar tanto en el qué dirán. Mis pelos me parecen preciosos y me encantan.
Es injusto que hasta en los anuncios de productos depilatorios no salgan pelos. Si acaso, a las mujeres nos representan solo con pelo en las piernas y en las axilas, pero no en los brazos, en la cara, en el trasero… Haciendo de este modo que las que somos muy peludas nos sintamos mal y raras. Y, por acabar, espero que todas las decisiones que todas las mujeres tomen sean desde su propio deseo y su gusto y no por lo que nos puedan imponer o pueda opinar la sociedad.
Que las mujeres de los anuncios se depilen las piernas depiladas es una auténtica barbaridad. Creo que las personas que siguen demandando este tipo de publicidad deberían salir un poco a la calle y darse cuenta de que este mensaje ya no cuadra con el modelo de sociedad actual, o eso me gustaría creer.
Por desgracia, nuestras decisiones siempre estarán condicionadas por la respuesta que recibimos de la sociedad. La buena noticia es que se puede trabajar la aceptación corporal, y la información y la representación de cuerpos no normativos ayudan a mostrar otras realidades igualmente válidas para darnos cuenta de que cada cuerpo y cada persona es diferente. Y ahí está su belleza.
Visibilizando otras realidades
Por culpa de la falta de información y de visibilidad de otras realidades que no sean las normativas, muchas personas sienten miedo al no cumplir con las expectativas. Por ello, os quiero hablar sobre el hirsutismo y la alopecia para que empiece a formar parte de nuestro imaginario y evitar que personas sufran por ser como son.
Normalmente asociamos la alopecia, la pérdida de cabello, con la alopecia androgénica masculina, es decir, la pérdida de cabello en los hombres o a la causada por la quimioterapia. Pero existe otro tipo de alopecia: la alopecia areata, que es de origen autoinmune. La alopecia areata es más común en la infancia y la adolescencia, sobre todo en mujeres. Existe una asociación llamada A PELO para personas con clapas (pérdida del cabello en una zona de la cabeza o el cuerpo), calvas o rapadas, en la que se realizan quedadas y visibilizan la alopecia, sobre todo en mujeres y niños.
Por otro lado, se encuentra el hirsutismo que es el crecimiento excesivo de pelo grueso y oscuro en zonas como el bigote, el mentón, pecho, abdomen, espalda, etc. El hirsutismo se encuentra sobre todo en mujeres. Esto suele estar provocado por un aumento de hormonas masculinas como la testosterona. El vello no es un problema, pero puede que ese crecimiento esté causado por enfermedades como el síndrome del ovario poliquístico, hiperplasia suprarrenal, tumores secretores de andrógenos, algunos medicamentos, etc., por lo que es importante conocer su origen. A continuación, incluyo la experiencia de una chica con hirsutismo:
Testimonio 3: Yo me empecé a hacer el láser a los 13 años porque me hacían bullying en el colegio; me llamaban chiwaka y mono… Tengo un problema hormonal llamado hirsutismo que hace que tenga mucho vello corporal y en verano tuve épocas de no ponerme bikini por eso. Me he sentido muy identificada con lo que cuentas; por fin, ahora me siento más liberada. Al final llega un punto que te cansas de sufrir y de gastar dinero a lo tonto porque no dejan de salir nunca.
Como hemos visto, hay mujeres con barba, hay mujeres calvas, hay mujeres que están a gusto con su vello y mujeres que, después de haber valorado los pros y los contras, deciden seguir depilándose o hacerlo de vez en cuando. Lo más importante es tener claro que no somos las únicas mujeres con pelos y que no es ni bueno ni malo. Aprendamos a escuchar a nuestro cuerpo y, de esa manera, sabremos qué es lo mejor para nosotras, intentando alejarnos de imposiciones y mandatos externos.
Recomendaciones
Si te ha gustado este tema y quieres seguir aprendiendo y deconstruyendo todo lo establecido en torno a la depilación, te recomiendo dos libros muy chulos que me encantan:
- A contrapelo de Bel Olid. En este libro se tratan cuestiones súper interesantes en torno a las siguientes preguntas: ¿Qué vello estamos obligadas a erradicar si queremos ser vistas como “mujeres de verdad”? ¿Qué impacto tiene sobre nuestra salud física y mental acatar las normas sociales sobre depilación? ¿Qué pasa si no queremos depilarnos?
- Mentiras para ser una mujer de verdad de Rocío Salazar. Manual ilustrado en el que se desmienten afirmaciones que nos hemos creído como verdades absolutas: las chicas no tienen pelos, las mujeres somos delgadas, la regla no existe, tener complejos es muy femenino, las chicas buenas no envejecen…
Nota I: también puedes seguir leyendo mis artículos de esta colección denominada “Querida yo del pasado…”.
Nota II: la imagen destacada pertenece a Mar Armengol (@_pelillosalamar_ en Instagram).