Asedio es la puesta de largo de Miguel Ángel Vivas, que dibuja una España donde la ley no está al servicio del ciudadano

Bajo la producción de Enrique Lavigne de la mano de Sony Pictures y Prime Video, el 5 de mayo se estrena en cines Asedio, un thriller policíaco con grandes dosis de acción y drama. El guion de la película, partiendo de una idea de José Rodríguez y Miguel Ángel Vivas, lo firma como primer trabajo Marta Medina. La dirección está al mando del propio Vivas (Secuestrados, 2010; La Casa de Papel, T1, 2017; Tu hijo, 2018). Y la sinopsis reza así: “¿Qué es ser español? Dani lo tiene claro. En su caso es servir a su país como antidisturbios, honrar su bandera. Hacer cumplir la Ley. Pero durante un desahucio en un barrio conflictivo de Madrid, se encontrará con un dinero escondido, una trama de corrupción policial y un crimen que harán que tenga que huir en un territorio hostil, en el que no conoce el idioma, no es bien recibida y su autoridad no vale nada”.

Parte de esta suculenta premisa y, rápidamente, supera las similitudes con la miniserie de Movistar Plus+ Antidisturbios (2020), de Rodrigo Sorogoyen e Isabel Peña. Cuenta con una fotografía sensacional de Rafael Reparaz, una música muy acorde a las imágenes compuesta por Sergio Acosta y una protagonista impecable en todo momento. Natalia de Molina no estaba tan espectacular desde Adiós (Paco Cabezas, 2019). Está bien en sus momentos de drama, en sus momentos más temerosos o en los lacrimógenos, pero por encima de todo está genial como action woman trepando, repartiendo golpes, recibiendo navajazos, disparando… Una locura de actriz. Ella es, junto a Bella Agossou, quien intenta darle una respuesta a la pregunta de “¿Qué es ser español?”.

Póster de Asedio (2023) e imagen de Miguel Ángel Vivas con Ángela de Molina.

Abordar los desahucios

Un tema tan escabroso y de importancia capital en nuestro país; abordarlo es siempre sinónimo de elegir bando. Otras películas españolas lo han hecho antes, la más reciente: En los márgenes, de Juan Diego Botto (2022). En esta ocasión, el director crea un ambiente de terror humano dentro de un edificio, donde cuanto más bajas, más oscuro y peligroso se vuelve el entorno, pero también cuanto más subes. No hay un término medio. Un edificio donde residen inmigrantes con y sin papeles, okupas, mafias de barrio, etc. En general, las víctimas directas de la explosión de la burbuja inmobiliaria. Un edificio que es, como describe PJ Martínez en la web Historia del Cine, “una especie de Kowloon madrileño”. Al contrario que en otras producciones, el foco está puesto tanto en los residentes como en los antidisturbios, aunque la protagonista es claramente una antidisturbios.

Que quien nos guíe en la película sea Dani, el personaje de Natalia de Molina, es todo un acierto. Una mujer —que ya por serlo le es complicada la convivencia con sus compañeros— que encima es novata, que viene de un trauma en su primer trabajo y de una situación compleja con su madre. Una mujer cuya visión del patriotismo cambia a medida que avanza la cinta, porque sus convicciones no son firmes puesto que duda. Es un acierto porque nos deja ver la ansiedad y la presión de los antidisturbios, pero sobre todo el caos emocional que resulta un desahucio. Y también nos hace ver cómo se vive un desalojo violento desde el punto de vista del desalojado. Su personaje nos permite ver la injusticia, el deber, la supervivencia y la corrupción desde todas sus posibles aristas. Es absolutamente desasosegante, irritante y descorazonadora.

Fotogramas de Asedio (2023).

Belleza, crudeza y terror

Ese ambiente de terror antes mencionado está retratado con una dureza visual y una belleza realmente sobrecogedoras. Sí es cierto que hay momentos en los que la imagen está fabricada para ser más estética y épica, pero no es un problema cuando el resto del filme es un bofetón de ritmo, tensión y buen hacer. Planos secuencia de acción igual de geniales y fatigantes que los de El reino (Sorogoyen, 2018). Movimientos de cámara, composición y puesta en escena que son una delicia, y no por serlo dejan a un lado la crudeza de lo que la historia cuenta. Que, a ratos, se asemeja bastante a una película de zombis al estilo Dawn of the Dead (George A. Romero, 1978).

Remarcar, además, que hay momentos puntuales de la cinta donde la epicidad está llevada de manera soberbia. Una mezcla de sonido brutal, que no perturba cuando se une a una música tan buena y con imágenes que deberían ser desde ya historia del cine español. Por mencionar algunas perlas que deja la película, está la primera escena después de una introducción en la que un cielo estrellado se funde con un techo con humedades durante una conversación. O lo que ocurre cerca del final —que no desvelaré— con cierta bandera… Fan service republicano. Que, de hecho, la bandera de España es usada de diversas formas a lo largo de la peli, tanto como amuleto, como moneda de cambio o como elemento contestatario para empezar una revolución

Conclusión

En resumen, lo que nos está mostrando la película es una España en la que vivimos, una noticia cualquiera del periódico o del telediario. Esas noticias de las que normalmente solemos pasar, mirando a otro lado porque nos hemos acostumbrado a ellas hasta tal punto que, en ocasiones, las negamos. Asedio muestra la España que a veces negamos. Y “¿qué es ser español?”, nos pregunta la sinopsis. ¿Agachar la cabeza y seguir como hasta ahora porque las cosas no cambiarán? ¿O enfrentarse con la cabeza bien alta a lo establecido para poner las primeras piedras del cambio? ¿Qué es ser español? La cinta da una posible respuesta. Quien la vea, tendrá la suya.

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