La generación artificial de piezas musicales inéditas con la voz de artistas de renombre ha hecho saltar las alarmas sobre un posible cambio de paradigma
Si quisiéramos describir la industria de la música en el siglo XXI frente a lo que la definía décadas atrás, se nos ocurrirían una serie de características diferenciadoras. La rapidez en su consumo o la democratización de las colaboraciones entre diferentes artistas son solo dos de ellas. Y existe una motivación común para ambas afirmaciones: la evolución de la tecnología en una sociedad cada vez más informatizada.
Atrás quedó la época en los que el formato físico era la principal vía para escuchar música, por mucho que pueda pesar a algún nostálgico. Plataformas como Spotify cambiaron las reglas hace ya algunos años, del mismo modo que WhatsApp las cambió en cuanto a la comunicación a distancia. ¿Quién recuerda el SMS y el desembolso económico que suponía enviar cada uno de ellos? Efectivamente, los tiempos cambian.
Una nueva forma de componer música
Gracias a que la comunicación con otras personas es más fácil que nunca, se ha conseguido que numerosos cantantes puedan trabajar en conjunto. Ni la distancia ni sus apretadas agendas son ya excusa para conseguir estas colaboraciones de ensueño. En ocasiones, basta con que dos artistas, cada uno en una punta del planeta, envíen sus respectivas voces al productor, quien se encargará de hacer su magia. Así se venía realizando hasta ahora, que ha entrado en juego un nuevo actor dispuesto nuevamente a romper con todo: la inteligencia artificial (IA).
Esta herramienta se encuentra cada vez más presente en nuestra vida cotidiana, y la música no es la excepción. Desde la composición hasta la producción, la inteligencia artificial está transformando la forma en la que se crea y se consume música. En la composición musical, ha avanzado a pasos agigantados en los últimos años. Algoritmos de aprendizaje automático y redes neuronales han sido utilizados para analizar patrones en canciones existentes y generar nuevas piezas. Estas herramientas pueden imitar el estilo de un compositor o crear algo completamente nuevo, así como ser entrenadas para crear música en diversos géneros y estilos.
Con inteligencia artificial, cualquier artista puede cantar cualquier canción
Aunque la evolución tecnológica de las inteligencias artificiales se remonta a años atrás, es ahora cuando se está produciendo el verdadero cambio de paradigma. Las alarmas saltaron tras la aparición de una supuesta colaboración entre Drake y The Weeknd, dos cantantes de absoluto renombre, bajo el título Heart On My Sleeve. Posteriormente, se descubrió que la pista había sido compuesta por un músico anónimo, que se hace llamar Ghostwriter (literalmente, ‘escritor fantasma’). ¿Y cómo se ha conseguido que estos dos artistas pongan su voz al tema? Fácil: entrenando a una inteligencia artificial para imitar los vocales de ambos cantantes.
¿Sería imaginable una colaboración entre Aitana y Bad Bunny? En un universo paralelo, ¿Quevedo sería el autor de todos los grandes éxitos en español de los años 2000? O, incluso, ¿podría revivirse artificialmente a leyendas de la música como Freddie Mercury o Michael Jackson? Gracias a la inteligencia artificial, la respuesta a estas y otras muchas cuestiones que puedan surgir, es afirmativa. La facilidad con la que una simple herramienta informatizada puede llegar a ofrecer un resultado tan fidedigno ya ha puesto en alerta a algunas disqueras. Esta es la mejor prueba de que tal tecnología ha llegado para quedarse.
La inteligencia artificial en nuestra rutina
Sin embargo, la música generada por inteligencia artificial todavía tiene sus limitaciones. A menudo, las piezas creadas carecen de la emoción y la complejidad de la música compuesta por seres humanos. Además, existe el riesgo de que la IA se limite a reproducir patrones existentes en lugar de crear algo completamente nuevo. Las herramientas basadas en esta técnica pueden ser útiles para hacer ajustes menores en la mezcla, pero aún no pueden reemplazar completamente la experiencia y el conocimiento de un ingeniero de audio humano.
El gran dilema que surge a raíz de la implementación de la inteligencia artificial en la música pasa por preguntarse si los grandes músicos la aprovecharán en sus composiciones. A este respecto, reputados productores como David Guetta ya han experimentado con ella mediante la generación de otro músico de renombre como Eminem, y con resultado óptimo. Pero ¿está en la inteligencia artificial el verdadero futuro de la producción musical? Lo que ya se ha convertido en un hecho es su amplio conocimiento entre la población, que utiliza herramientas como ChatGPT en su día a día. De hecho, este mismo artículo esconde un secreto que tan solo un avezado lector descubriría: dos de sus párrafos han sido íntegramente generados por inteligencia artificial. Una tecnología que seguirá dando mucho de lo que hablar.