Esta serie, creada para un público infantil y juvenil, no tardó mucho en convertirse en una obra de gran atractivo para todos los públicos
Avatar: la leyenda de Aang es una serie de animación producida por Nickelodeon y creada por Michael Dante DiMartino y Bryan Konietzko en el año 2005. Pese a tener ya 15 años, estos dibujos animados han sido capaces de reunir un gran número de seguidores de todas las edades.
A lo mejor todo este rollo de un niño calvo con una flecha en la cabeza te suena, ya que en 2010 M. Night Shyamalan tuvo la desafortunada osadía de dirigir Airbender, el último guerrero, el live action de esta serie de animación, el cual deja muchísimo que desear. De verdad, la peor adaptación de una serie que he visto en mi vida.
Por si no has visto la película de Shyamalan (espero que no), en esta serie el mundo está dividido en naciones. En cada nación se domina uno de los cuatro elementos: agua, tierra, fuego y aire. El avatar es la única persona capaz de dominar todos ellos y, por lo tanto, es el encargado de preservar la paz. Pero todo cambia cuando la Nación del Fuego decide atacar al resto con el objetivo de dominar el mundo y, por si fuera poco, el avatar desaparece. Cien años de guerra ininterrumpida después, dos niños de la Tribu del Agua del Sur encuentran a Aang, un niño que lleva todo ese tiempo congelado en un bloque de hielo y que dice ser el avatar.
Pero quién soy yo para hacer una sinopsis cuando el opening que aparece en cada episodio lo deja más que claro:
Cada nación tiene sus propias tradiciones y el dominio de cada elemento está inspirado en un arte marcial distinto. El Tai Chi se basa en movimientos fluidos que representan el agua, los movimientos fuertes del Hung Gar (arte derivado del Kung Fu) se asemejan a la tierra, el Shaolin del Norte usa movimientos más rápidos y elegantes que imitan el poder del fuego y el control del aire se basa en un arte llamado Baguazhang, traducido como “la caminata en círculo”.
Pero lo más importante para hacerse con el control de los diferentes elementos es, sin duda, la fortaleza mental y disciplina de cada personaje, las cuales les hacen fuertes independientemente de su género, raza o clase social.
Avatar: la leyenda de Aang, pese a ser una serie estadounidense está inspirada en el mundo oriental, con una diseño muy parecido al anime.
Historia bien narrada
La historia de esta serie consigue una narración coherente y bien trazada. El desarrollo de los acontecimientos es fiel a lo que conocemos desde el principio para poder cerrarse al final. Se ha creado todo un “universo avatar” repleto de su mitología propia, un mundo lleno de tradiciones, clanes, leyendas y recuerdos que descubrir.
Tanto niños como mayores pueden disfrutar de las lecciones que da esta serie puesto que se habla sin miedo de temas tan delicados como la muerte, se cuestionan los límites entre el bien y el mal, se da un peso enorme a la amistad, etc.
Gran evolución de los personajes
Siendo sincera, me atrevería a decir que una de las razones por las que recomiendo esta serie es únicamente por la evolución del maravilloso personaje que es el príncipe Zuko. Ya está. Nada más.
Zuko es exiliado por su propio padre de la Nación del Fuego: solamente podrá redimirse y recuperar su lugar en la familia encontrando y capturando al avatar. Pese a que su papel inicial es el de villano, tendrá una gran evolución durante toda la serie (mucho más satisfactoria que la de Jaime Lannister en Juego de tronos).
Los personajes que encontrarás en esta serie son carismáticos hasta decir basta (Iroh, Toph, Ty Lee, las guerreras Kyoshi o Sokka). Desde los protagonistas hasta los secundarios, pasando por personajes recurrentes con menos de dos frases, como un pobre vendedor ambulante de coles que sufre siempre la destrucción de su carromato a causa cualquier accidente.
Por todas estas razones, Avatar: La leyenda de Aang se ha convertido en un clásico moderno de la animación que recomiendo encarecidamente. Si ya viste esta serie de pequeño, un segundo visionado te permitirá darte cuenta (si no te has dado ya) de lo brillante que es.
Me has dado ganas (muchas) de verla!