La bacanal de locura y violencia de The Boys se expande con su primer spin-off animado que llega a Prime Video este viernes 4 de marzo

No es ninguna sorpresa decir que, desde su nacimiento, The Boys ha sido un éxito para la plataforma de streaming de Amazon y que esta no iba a dejar de explotar una propiedad intelectual que les está reportando cuantiosos beneficios tanto económicos como publicitarios. Nos llega así una refrescante serie de animación que orbita alrededor de la serie madre, pero contando con cierta independencia y una identidad propia.

Está creada, al igual que la serie original, por grandes nombres de la industria con una amplia experiencia siendo showrunners como Garth Ennis (Preacher), Eric Kripke (Sobrenatural) o el dúo especializado en comedia compuesto por Seth Rogen y Evan Goldberg, también presentes en el panorama desde hace unas semanas con Pam & Tommy. A ellos se le suman actores de renombre que harán el trabajo de doblaje como Awkwafina, Andy Samberg, Jason Isaacs, Antony Starr (repitiendo como el ya icónico Patriota) o incluso el propio Rogen, entre otros.

Esta primera temporada (que parece que no será la última) cuenta con ocho episodios de unos doce minutos de duración cada uno. Episodios independientes, casi siempre con final cerrado que harán las delicias (y calmarán las ganas) de aquellos espectadores que ansíen la llegada de la serie original el día 3 de junio.

Cuando los superpoderes traen la anarquía

Sin duda, la buena noticia que trae consigo esta serie es que es fiel a la idea del material original, pero cogiendo cierta distancia, ya que ahora su universo se extiende hacia pequeñas historias a nivel de pueblo llano que convive con superhéroes o que directamente lo son, pero no son aquellos héroes sobre los que merece la pena poner el foco.

Todo ello, como ya se ha dicho, siendo fiel a la idea; es sangrienta, desvergonzada, violenta, malhablada, inmoral… Y quién diría que se podían usar todos estos adjetivos como un punto a favor. Incluso consigue ir más allá de todo esto, puesto que la animación permite que la serie sea aún más burra si cabe marcándose como objetivo no escatimar en sangre, vísceras o desmembramientos totalmente explícitos. Es inevitable tomar como referencia la también serie de Prime Video Invencible (2021), con la que comparte, además de su género superheroico, un afán por la violencia desmedida.

Sin embargo, hay una clara diferencia entre ambas. Cada episodio de The Boys: Diabolical tiene un estilo de animación diferente que va desde el homenaje mudo a los clásicos sobrios de Hanna Barbera hasta el estrafalario episodio de estilo Kawaii, pasando por un episodio cuya animación todo el mundo reconocerá y que viene de la mano de Justin Roiland (Rick y Morty), el cual imagina unos superpoderes absurdamente extravagantes, marca de la casa, como una masa humana amorfa hecha cien por cien de músculo o un tipo cuyos testículos alcanzan temperaturas extremas.

La dificultad del equilibrio

El problema que arrastra consigo es que esta idea de antología trae inevitablemente, casi siempre, la irregularidad en la temporada, donde se combinan episodios excelentes con una animación vistosa con capítulos un tanto insulsos con una animación conservadora, dejando entrever un escaso deseo por la innovación, pasando exactamente lo mismo que ya pasaba con Love, Death + Robots. Pero, como también pasaba ya con esta, y como sobre gustos no hay nada escrito, seguramente asistamos a un debate sobre qué capítulo es mejor o peor donde rara vez habrá coincidencias entre las listas que los ordenen cualitativamente.

Lo que sí está claro es que The Boys: Diabolical pasará con nota el test que todos aquellos fans, tanto del cómic como de la serie, le impongan. Porque, para deleite de todos, da sin complejos todo lo que se busca y más. Y, si eres de aquellos a los que no les entusiasma el género de superhéroes, acércate a ella buscando pasar un buen rato con una inmensa dosis de violencia y acabarás quedándote por las historias de unos personajes que se mueven por un mundo arruinado, de dudosa moralidad y marcado por la violencia. Es decir, como el mundo en el que vivimos, pero agravado por unos súpers que nada tienen de héroes.

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