Amazon desaprovecha a Ana de Armas y Ben Affleck en un thriller erótico sin originalidad ni personalidad

La adaptación de la novela homónima de Patricia Highsmith (1957) se podrá ver en Prime Video el próximo 18 de marzo. Aguas profundas (Adrian Lyne, 2022) cuenta la historia de Vic y Melinda van Allen, una acaudalada pareja americana caracterizados por Ben Affleck y Ana de Armas. Un thriller erótico en torno a un matrimonio roto que se mantiene a flote por un acuerdo silencioso por el que Vic permite a Melinda coleccionar amantes siempre y cuando no abandone a su familia. La historia se complica cuando uno de los amantes de Melinda aparece muerto y todas las dudas rodean a su marido.

Un thriller lleno de agujeros

Aguas profundas es poco más que una película sobre problemas de ricos, un intento de thriller erótico que termina más por parecerse a una película de Antena 3 para después de comer; eso sí, con el presupuesto suficiente para permitirse los cachés de Ben Affleck y Ana de Armas. La película no gana por guion, ya que no plantea ni una idea original y se pierde en intentar justificar de más las acciones de un marido paternalista y misógino que, por pura necesidad de la historia, es incapaz de comportarse como un adulto funcional. Con una dirección pobre y sin personalidad, el mayor problema de Aguas profundas radica en su tercer acto: un correcaminos plagado de incorrecciones narrativas y de deus ex machinas que sirven para darle un anticlimático final a esta película.

En toda historia de matrimonios rotos, se intenta posicionar al espectador a favor de uno u otro bando de la pareja. Por lo general, este tipo de películas muestran blancos y negros de ambas partes. Es una batalla dramática por ver quién tiene la razón. No obstante, Aguas profundas tiene una incapacidad fascinante para ser paritario y desde el minuto uno quiere dejarte claro que la mujer es la mala. Mientras que Vic es un marido ejemplar, un vecino querido y un padre cariñoso, Melinda es ninfómana, alcohólica e incapaz de sentir un mínimo de interés por su hija. No es de extrañar que, cuando comienzan las dudas sobre la muerte de unos amantes de ella, uno acabe pensando que se lo tiene bien merecido. Básicamente porque la película quiere que la odies a ella. Te fuerza a hacerlo.

Lo que más sorprende es que no haya ni un solo personaje secundario que se sienta humano. Por muchos amigos que parece tener la pareja, ninguno se quiere posicionar o convencerles de que el divorcio es la opción más lógica y adulta. Solo están ahí. Se quedan de fondo viendo como ella engaña y como él bromea sobre asesinatos. Cuando aparece la policía, solo uno parece sentir un mínimo interés por lo que pasa. Un cuerpo de policía que, además, no influye ni mínimamente en la película y solo aparece una vez. En un thriller. Con asesinatos de fondo.

Parece que Amazon ha querido hacer una película que descanse sobre sus protagonistas. Dos actores talentosos que rellenen los huecos que deja todo lo demás. Es lo más llamativo, sobre todo sabiendo que Aguas profundas fue la película con la que Affleck y Ana de Armas comenzaron su relación amorosa. Pese a la nula originalidad y profundidad del guion, ambos actores cumplen su papel. Aunque la evolución de los personajes esté cogida con pinzas, tanto Affleck como, sobre todo, Ana de Armas consiguen dar vida a este matrimonio. Pero lo que Amazon creía que se sostenía con estos dos pilares, su final atropellado y mal dirigido funciona como una bola de demolición que lo tira todo abajo.

En resumen, Aguas profundas sirve para que uno desconecte a la hora de la siesta. Si te gustan Ana de Armas y Ben Affleck, es posible que disfrutes de la película. Si buscas un thriller que te vuele la cabeza, quizá Aguas profundas no sea tu película. 

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