Empiezan los platos fuertes del festival en el segundo día y la emoción llena las salas

Día II: 19 de marzo

Tener un pase de prensa a las ocho de la mañana significa no encontrar nada abierto para desayunar de camino al cine. Con más gaviotas que personas a pie de calle, a las siete solo están abiertos los kebabs y la gente más sobria está limpiando las aceras. Taxistas se toman el segundo café mientras alguno se acaba de tomar la última copa. Hay un crítico que siempre está una hora antes en la puerta del cine que toque, callado, serio y caminando de un lado para otro. El resto vamos llegando de a poco y hacemos bulto en la calle Alcazabilla. Quienes se conocen hablan entre sí, otros miran el móvil, otros leen y hay quienes se preparan en una libreta una entrevista que tienen después, que a ver si llegan, que qué mal la organización. Pero llega la hora y toca entrar para ver la gran Alcarràs.

Película III: Alcarràs de Carla Simón

Coescrita por Carla Simón y Arnau Vilaró y dirigida por la propia Carla, quien ya dejó a España y al mundo sin palabras con su ópera prima Verano 1993 (2017), vuelve a Málaga donde ganó su Biznaga de Oro a mejor película. En esta ocasión, fuera de concurso en la Sección Oficial. El motivo de no seleccionarla para concurso lo dio Fernando Méndez-Leite, de nuevo moderando la rueda de prensa, alegando que ya había ganado el Oso de Oro en Berlín a la mejor película y, que si la hubieran seleccionado, sería la ganadora sin ninguna duda. Y, personalmente, no me tiembla el pulso al decir que es probable que estemos frente a una de las mejores películas españolas de la historia de nuestro cine

En esta exquisita película confluyen la infancia, la adultez y la vejez en una familia de agricultores del pueblo de Alcarràs. Con un punto de vista cambiante, Carla Simón narra con caligrafía perfecta un retrato social mediante un relato que resulta francamente hiperrealista. Se acerca a las formas del cine Dogma, con un mensaje contundente y un estilo avasallador. La cámara en mano, los planos secuencia y las imágenes puramente descriptivas son usadas de tan buena manera que, en ocasiones, pareciera que estuviéramos viendo un documental, algo a lo que ayudan las impecables actuaciones de todo el reparto y el crudo realismo de la historia que cuenta. El reparto, por cierto, no es profesional, todos son hijos del campo, herederos de la tradición agrícola catalana. 

La impecable fotografía de Daniela Cajías (Las niñas, 2020), la música siempre diegética, el poderoso montaje de Ana Pfaff (Libertad, 2021) y los encuadres tanto paisajísticos como íntimos, donde enmarca Simón a sus personajes, hacen de Alcarràs una cinta no solo imponente, sino también hermosa de ver. Además, en cuanto a guion es sencillamente estupenda, no deja un cabo suelto. En esta cinta, como en ninguna otra, se recoge lo que se siembra. Estilo y lenguaje se unen para dar a conocer una voz, la voz de Carla Simón. Una voz que emociona, que llega al alma y la abraza sin dejarse por el camino nada de crudeza. Una voz que, en esta ocasión, hace que una familia de la España rural crezca en su efecto dominó de emociones y haga que el espectador se sienta miembro de esta. 

Fotograma de Alcarràs (2022).

Durante la muy divertida rueda de prensa con el equipo de la película se dejó caer una anécdota del pasado Festival de Cine de Berlín donde Hamaguchi (actualmente nominado al Óscar por Drive My Car) le preguntó a Carla cómo hizo para dirigir tan bien a los niños. Y para cerrar, la realizadora catalana habló de sus referencias para abordar esta cinta. Habló de neorrealismo italiano, El árbol de los zuecos (Ermanno Olmi, 1978), Lucrecia Martel y Claire Denis. Después, sin desayunar, llegó la hora de ver la siguiente película, también fuera de concurso, una coproducción hispano-mexicana: Sin ti no puedo.

Película IV: Sin ti no puedo de Chus Gutiérrez

Película guionizada por Frank Ariza y Alicia Luna (conocida por Te doy mis ojos, de 2003) y dirigida por Chus Gutiérrez, directora con una interesante y disparatada carrera a sus espaldas. Está protagonizada por Mauricio Ochmann (Amarte así Frijolito, El Clon, Marina), Maite Perroni (Rebelde, Cuidado con el ángel, Triunfo del amor) y Alfonso Bassave (Amar es para siempre, Antidisturbios, Estoy vivo). ¿Qué se puede decir de esta película? Que es un telefilme con buen presupuesto. La interesante puesta en escena y la atractiva dirección de Gutiérrez palidece ante un guion bastante, bastante flojo. Aunque el final tiene su encanto.

Este insípido thriller psicológico comienza de manera muy apresurada y poco sutil, y esas dos características se van haciendo más notables a medida que avanza la película. Una historia hecha a base de tópicos donde las decisiones que toman los personajes no siguen ninguna lógica aparente. Su argumento se podría resumir en “los ricos también lloran”. Intenta explicar de manera superficial una historia sobre por qué lloran. La culpa es el eje central sobre el que pivota la trama. Sin embargo, parece que lo hace sobre un cúmulo de ideas descabelladas que se les van ocurriendo a los personajes. Una cosa que chirría mucho es lo pastelosa y artificial que resulta la relación entre los protagonistas y la forma que tienen de vivir su cotidianidad, la cual está más cerca de un anuncio de perfume que de un largometraje. 

Cosas buenas a destacar: la actuación de Maite Perroni está lejos de estar mal, Pedro Casablanc hace un estupendo y gracioso papel secundario y la música de Maria Veritz. Contando con que hay escenas bien dirigidas por Chus Gutiérrez, pero que adolecen y pierden fuerza debido al pésimo montaje (tanto de imagen como de sonido) que tiene esta película. La interpretación de Mauricio Ochmann aún tiene reminiscencias de interpretaciones típicas de telenovelas, pero tiene buena planta para la gran pantalla. Lo que sí es un grandísimo punto a favor es que, como dice su directora, no hay un énfasis en que la pareja principal sea gay, sino que son una pareja envuelta en una problemática que no tiene que ver con su orientación sexual.

Fotograma de Sin ti no puedo (2022).

Hasta que dé comienzo la tercera y última película del día, uno se permite descansar o, en su defecto, vagar por las enrevesadas calles malagueñas en busca de alimento en un sitio BBB (Bueno, Bonito y Barato). Pasear por los puestos del mercadillo artesanal de la Plaza de la Merced o sentarse con un helado a ver la retransmisión en directo de lo más importante del festival en la pantalla grande de la Plaza de la Constitución. Finalmente, llega el momento de volver a la sala de cine, esta vez para una película de coproducción mexicana y estadounidense, cuya rueda de prensa será al día siguiente y de la que es prácticamente imposible encontrar información en Internet: The Gigantes.

Película V: The Gigantes de Beatriz Sanchís

Segundo largometraje de la directora española Beatriz Sanchís (Todos están muertos, 2014), con guion de la misma Beatriz junto a Marty S. Minnich. Protagonizado por S. J. Smith en su primer papel en la gran pantalla y Andrea Sutton. Estamos frente a una emotiva y sensible road movie. Una donde las protagonistas no se conocen y se ven obligadas a hacerlo mediante un viaje. Algo que se ha visto muchas veces y que, en esta ocasión, se siente distinto. La historia empieza en seguida, sin darle tiempo a respirar al espectador, y mantiene un ritmo pausado pero constante, y con picos siempre altos. A esto acompaña el hecho de que ambas protagonistas están impecables. El aspecto físico y la forma de encarnar los personajes de ambas logran hacer viajar al público con ellas y sentir lo que ellas sienten

La cinta va sobre dos soledades que se encuentran y crean un hermoso vínculo de manera un tanto forzada. Y creo que así es como hay que disfrutar de ella, sabiendo que no vamos a ver nada espectacular ni fuera de lo común, sino que vamos a asistir a la creación de un vínculo muy especial. Poner a dos personajes tan distintos a convivir de la manera en que lo hacen resulta un ejercicio de diálogo y profundización del todo interesante. Sobre todo cuando el background de estos personajes es tan rico que se nota con solo mirarlos con detenimiento. Algo muy bueno de este filme es que hasta los personajes secundarios son enormemente curiosos y dejan huella.

Los traumas y la necesidad de huida como motor de la historia, y el consuelo y el apoyo mutuo como gasolina para seguir avanzando. Intenso y bello mensaje que se ve envuelto en una composición de planos e iluminación cambiantes. La puesta en escena puede ser barroca o muy sencilla en función de los personajes y sus situaciones. En muchas ocasiones, la fotografía se nota que está justificada por la luz natural. Una sensata y hermosa sorpresa difícil de olvidar. Además, cuando uno cree saber por qué camino va a tirar la peli, la peli se encarga de demostrar lo contrario. Una sonrisa permanente es lo que le espera a quien vea esta cinta. 

Fotograma de The Gigantes (2021).

Por otra parte, hoy sábado se han presentado otras películas como Canallas (Daniel Guzmán), el adelanto de la desasosegante serie de Netflix Élite y la italiana Aquí me río yo (Mario Martone). Y el día cierra con un repaso a las sonrisas que sacan incoherencias, momentos bonitos en la pantalla o las ruedas de prensa con Fernando Méndez-Leite. Y lágrimas las que Carla Simón o Beatriz Sanchís nos arrancan con sus íntimas y delicadas películas. España y México han poblado los visionados de hoy y una risa cansada termina la noche escribiendo que será mejor dormir, que falta hará.

2 comentarios en “Día II: sonrisas y lágrimas en el Festival de Málaga 2022

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