Dos películas extremadamente opuestas se dan cita el tercer día del 25 Festival de Málaga

Día III: 20 de marzo

Los camiones de basura terminan su ruta y las palomas se hacen con las calles. Solo las palmeras de la plaza saben quién ha tirado a la fuente el photocall de las entidades que organizan y participan en el festival. Uno, a nada que sea un poco avispado, la noche de antes se compra un bollo para desayunar yendo a la primera película a las siete. De camino al cine todavía hay algún gallo que canta la última de Rosalía invitando a bailar a una desconocida. Pero quien escribe, con el no ruido de la ciudad dormida como acompañante, llega a su cita matutina con el cine Albéniz.

Película VI: Cinco lobitos de Alauda Ruiz de Azúa

Escrita y dirigida por Alauda Ruiz Azúa, Cinco lobitos cuenta una historia sobre la maternidad, los cuidados y el afecto. Una historia intensa donde el miedo y las inseguridades son el punto de partida y el desencadenante de todos los conflictos. En esta ópera prima de quien, según Fernando Méndez-Leite, destacó ya de joven cursando dirección cinematográfica en la ECAM, destaca por el tratamiento de los personajes y la resolución de escenas con maestría. Aunque es sencilla a simple vista en el apartado técnico, es efectiva tanto en la estructura de las secuencias como en la puesta en escena. 

El reducido reparto está impecable, pero hay que remarcar el trabajo como madre e hija de Susi Sánchez (La teta asustada, 2009; La piel que habito, 2011) y Laia Costa (Piercing, 2018; Only You, 2018). Ambas están de sobresaliente en sus papeles, llegan al corazón y lo acuchillan. Imposible no acabar con los ojos anegados en lágrimas con sus diálogos, aunque muchas de sus escenas dramáticas acaben con una risa sincera. Además, ambos personajes son muy distintos. Mientras que el de Laia es muy contenido e intenso, aunque en ocasiones tenga picos de emoción, hastío o ira, el de Susi es cítrica, graciosa y temperamental. Hacen un dúo exquisito, un dúo que poder ver durante horas y horas. A pesar de ser distintos, los personajes comparten algo aparte de ser familia: la insatisfacción vital. Y el personaje de Susi lo deja muy claro: “Las vidas que no vives son ideales”.

Otra cosa en la que el espectador se podrá fijar es en el maquillaje que no pretende maquillar; el uso del maquillaje es completamente descriptivo. Describe mediante la piel la estabilidad física y mental de sus personajes. Un maquillaje muy natural donde hay acné, ojeras, manchas y arrugas. También la bella combinación que se da en cámara entre Laia y la bebé (las cinco bebés, en realidad). Y para el espectador observador, la cinta está plagada de pequeños detalles y paralelismos constantes dentro del viaje de ida que es la vida, donde solo se puede jugar a cuidar o ser cuidado. Alauda confesó tras el visionado de la cinta que su propósito era priorizar la cotidianidad ante la epicidad

Fotograma de Cinco lobitos (2022).

En la rueda de prensa, la directora ha dejado claras algunas de las referencias de la película para plasmar los afectos dentro de la familia y la tradición familiar en general: el cine de Hirozaku Koreeda y de Yasujirō Ozu. Una rueda de prensa donde ha sonado bastante la frase “esta peli huele a Biznaga”. Después, en el mismo lugar, sin moverse uno del asiento, ha tenido lugar la rueda de prensa de una cinta del día anterior llamada The Gigantes. Su directora y uno de los productores han respondido con alegría a las preguntas de la poca prensa que había y han sido, a su vez, testigos de un debate entre dos críticos y Fernando Méndez-Leite acerca del deber de apoyar más al cine latinoamericano de calidad antes que a la gran producción española de turno. Debate que ha terminado de manera amistosa y con una puya a la organización del festival.

Película VII: Camera Café, la película de Ernesto Sevilla

Llega el turno de otra de las grandes sonadas del festival, la que acapara carteles y vallas publicitarias aunque esté fuera de concurso: la película de la serie Camera Café (2005-2009). Ópera prima del famoso actor y humorista Ernesto Sevilla. Uno se acerca a esta película desde dos posibles lugares: el de fan de la serie original o el de curioso. Y uno, venga de donde venga, se encuentra un despliegue técnico sin precedentes para llevar a cabo un acto de nostalgia del todo forzado. Esta es una película imaginativa donde las haya, pero que, a pesar de sus sorpresas (Ingrid García-Johnson, Ibai), deja frío al público general.

Entre la narración convenientemente coral, la inclusión de la sintonía original de la serie sin venir a cuento cada vez que no hay una transición fluida, interpretaciones muy poco naturales y los chistes y gags que no entran, la película se desinfla dejando mucho que desear. El resultado final muestra un filme en el que no se ha trabajado la suspensión de la incredulidad. La gracia de la serie estaba en que, aún siendo inverosímil, todo aquello que hacía alarde de dicho adjetivo ocurría fuera de cámara, por lo que se generaba comedia dentro de un cierto misterio o escepticismo. Existían sucesos que no veíamos y eso creaba un humor muy ridículo que funcionaba a las mil maravillas. En la película eso no ocurre porque te lo muestran todo y no hay nada que pueda superar a la imaginación, sobre todo cuando el proyecto original tira tanto de ella. 

No obstante, hay cosas que funcionan: la incorporación al reparto de Javier Botet, la representación del personaje de Bernardo, la estupenda actuación de Ana Milán, el ritmo frenético y la buena mano de Ernesto Sevilla como director que se decanta por lo caricaturesco; además de un par de momentos muy bien ejecutados como lo son uno animado y otro musical. Por tanto, teniendo en cuenta que la cinta se ha hecho solo para divertir y entretener a todos los que alguna vez se rieron con la serie, ¿funciona como entretenimiento? Sí. Pero no deja de poder ponerse en duda la ejecución de dicho divertimento. 

Fotograma de Camera Café, la película (2022).

Otras películas que también se proyectaron son: La cima (Ibón Cormenzana), Isósceles (Ignacio Nacho), La pecera (Glorimar Marrero) y A Mae (Cristiano Burlan), entre otras proyecciones. Por la tarde, Carla Simón le ha entregado la Biznaga de Honor a Carlos Saura en el Teatro Cervantes. Y por la noche, se ha entregado el Premio Málaga-Sur al cine español a Mariano Barroso, presidente de la Academia de Cine. Después de tantas emociones distintas tan seguidas, teniendo el resto del día libre, uno se puede dedicar a pasear por el paseo marítimo, el puerto de Málaga y sus calles llenas de bares y restaurantes de comida tradicional. Y así, el día se queda en la realización de la triple P (Pelis, Paseo y Picoteo). Con el olor a mar llegando a los pulmones, dejando atrás la playa, sentándose a escribir, haciéndose de noche. Y ya en la semi oscuridad de la calle, un joven toca la guitarra y canta por bulerías acompañado de sus amigos. Poco a poco una tormenta se abre camino en el cielo. Y quien escribe cierra el portátil.

2 comentarios en “Día III: pelis, paseo y picoteo en el Festival de Málaga 2022

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