Filmin estrena la película en solitario de uno de los directores de Todo a la vez en todas partes
Daniel Scheinert, uno de los Daniels que dirigieron el gran hit de 2022 Todo a la vez en todas partes, dirigió en 2019 esta irreverente comedia dramática: La muerte de Dick Long. La película narra 24 horas de la vida de Zeke y Earl, cuyo mejor amigo muere tras un ensayo de su grupo de música. Estos deciden abandonar el cuerpo y no contárselo a nadie, algo difícil dadas sus nulas dotes para la mentira y que en un pueblo tan pequeño las noticias vuelan. Las autoridades aún no han podido identificar el cadáver, pero la mujer de Zeke y su hija comienzan a sospechar algo.
Esta primera cinta en solitario de Scheinert vino después del dividido pero sonado éxito de los Daniels con Swiss Army Man en 2016. Y como en ella, quien se atrevió a distribuirla fue la favorita de la década: A24. ¿Y por qué usar el verbo “atreverse”? ¿Por qué es un diamante entre el estiércol? Porque la película es fantástica, muy buena, pero para poder disfrutar de ella hay que tragarse una historia que se desarrolla de la manera más incómoda y bizarra posible. Para un público más acostumbrado a este tipo de cine, la cinta resultará sobre todo divertida, pero para una gran mayoría será un hueso duro de roer. Especialmente cuando ocurre, cuando se expone, cuando se desvela “eso” que no mencionaremos para evitar spoilers.
Lo que en sus primeros minutos comienza siendo, visualmente, un trabajo que se asemeja al estilo de Jeremy Saulnier (Green Room, 2015; Blue Ruin, 2013), termina por marcar su tono en el detonante de la historia, que resulta abrumador sin dejar de ser gracioso. Y ahí está la clave. Scheinert ofrece una película que, como también se ve en Todo a la vez en todas partes, tiene el absurdo como eje central de una pirámide construida sobre humor negro (negrísimo), absoluto drama y hechos bizarros. A partir de entonces, la cinta se basa en seguir y mostrar personajes muy de los Cohen en una trama de Pulp Fiction, encerrados en un pueblo perdido de Alabama.
Luego el director no tiene problema en mostrarte escenas tiernas o de cómica cotidianidad. Igual que diálogos del todo marcianos. Y claro. Metes todo esto en una coctelera y es normal que explote. Pero justo en este caso no. La muerte de Dick Long funciona por acumulación. Sobre todo a partir de “eso”. Cuando “eso” se desvela, lo hace en un montaje en paralelo muy bien ejecutado que es, al mismo tiempo, dramático, asqueroso y ridículo. Y a partir de ese punto, la cinta acumula y acumula, y al final hace que todo implosione dentro del espectador.
No. No es una película cómoda; no es para todo el mundo. Deja al espectador con muy mal cuerpo, sobre todo porque muestra una consecución de desgracias de tal forma que uno no puede evitar reír y sentir náuseas a la vez. Por eso es un diamante envuelto en estiércol. Porque es un peliculón, pero los sentimientos que imperan en uno al verla son el desagrado, la risa y la confusión ante lo absurdo. Para poder disfrutar de su estupenda calidad hay que revolcarse en el fango. La muerte de Dick Long se estrena en Filmin el 16 de septiembre.