Esta es la adaptación de una de las novelas más importantes de la literatura española: Los renglones torcidos de Dios — Sin spoilers
“Una vez cruces esta puerta, olvídate de quién eras ahí fuera”. Así reza una de las frases promocionales de la cinta dirigida por Oriol Paulo, que adapta la novela de Torcuato Luca de Tena de 1979: Los renglones torcidos de Dios. El título alude a uno de los diálogos más interesantes de la misma en una frase que también aparece en la película de la boca del actor Eduard Fernández: “Los pacientes que acaban aquí serían como los renglones torcidos de cuando Dios aprendió a escribir”. La novela fue un éxito en su momento y lo es ahora, y relata la historia de Alice Gould, una mujer que es internada en un hospital psiquiátrico con el fin de investigar un caso de homicidio allí ocurrido.
El proyecto
En 1983 ya se estrenó una tibia adaptación mexicana dirigida por Tulio Demicheli. Décadas más tarde, en el Festival de San Sebastián de 2020 se anunció una nueva adaptación que correría a cargo del director catalán Oriol Paulo (El cuerpo, 2012; Contratiempo, 2016; El inocente, 2021). Como protagonista de este drama psicológico, interpretando a Alice Gould, tenemos a la extraordinaria Bárbara Lennie (Las 13 rosas, 2007; Magical Girl, 2014; Contratiempo, 2016; El reino, 2018). Acompañándola, como el doctor Samuel Alvar, el siempre magnífico Eduard Fernández (El hombre de las mil caras, 2016; Perfectos desconocidos, 2017; Mientras dure la guerra, 2019; 30 monedas, 2020).
Completan el reparto Loreto Mauleón, Pablo Derqui, Javier Beltrán y Samuel Soler, entre otros. Y la adaptación del guion pasa por las manos del propio Oriol y del brillante dramaturgo y guionista Guillem Clua (La piel en llamas, 2022; La niña de la comunión, 2022; El inocente, 2021). Y, por último, la música viene de la batuta de Fernando Vázquez (Lo imposible, 2012; Ocho apellidos vascos, 2014; Patria, 2020). Así pues, entre reparto, dirección, guion, música e incluso dirección de foto, de Bernat Bosch, tenemos un equipo que, de primeras, ya ha trabajado junto antes. Por tanto, se intuye la confianza entre ellos, lo cual se refleja en el resultado final.
Separemos las artes: literatura y cine
La novela es una obra de una calidad indiscutible. Densa, de personajes y tramas profundos, y con una especial inquietud por desenvolver conceptos psicológicos. Ahí radica su brillantez, en ser una novela arrebatadoramente intrigante y emocionalmente demoledora, tomándose su tiempo para narrar la historia y dar explicaciones y descripciones de lo más detalladas para que el lector no pueda salir del mundo de palabras que se crea en su imaginación. Además, es muy adelantada a su tiempo, con un personaje protagonista femenino poliédrico, bien construido y fascinante en contra de las autoridades, ya a finales de los 70. Una protagonista que se hace valer no con su físico, sino con su inteligencia y que, aun así, tiene momentos de zozobra y caos mental que la impulsan a seguir adelante.
La película, por su parte, ya no puede ofrecernos lo que ya ofreció en su momento la novela. Eso ya está. Tiene el deber de adaptar la obra al lenguaje visual con herramientas propias del arte cinematográfico. Y, por eso mismo, ha de ser distinta a pesar de contar la misma historia. De ahí que, partiendo de una frase ya mencionada, una vez cruces la puerta del cine, olvídate de Luca de Tena. Es necesario desprenderse lo más que se pueda de la literatura para poder entrar en la narrativa que se crea en la obra cinematográfica. Y con esto no quiero decir que se ha de olvidar pretendidamente la novela, en absoluto. Pero no se puede ir esperando encontrarse lo mismo que se ha leído.
Renglones muy rectos
Aclarado lo anterior, la película de Oriol es correcta. Como adaptación se antoja valiente, sobre todo desde el guion. Cambia por completo la estructura narrativa en el salto a la pantalla y, sinceramente, es de agradecer. Detrás se notan cabezas pensando maneras distintas de llegar al mismo puerto. Y lo consigue, es una película que lo consigue, sin dejar de ser la historia que conoce quien ha leído la novela. No obstante, por el lado de la puesta en escena, la composición y demás aspectos se hace bastante monótona. Tiene momentos muy buenos donde Oriol hace uso de unas composiciones de plano y de color muy buenas, pero en líneas generales es plana. No arriesga y, si lo hace, es en un porcentaje menor.
Eduard Fernández está estupendo y el resto del reparto también. Creo que se han escogido a los personajes clave y han elegido a los intérpretes que a priori parecían no cuajar, pero que resultan ser las mejores elecciones. Pero si hay alguien que destaca y se come por completo la pantalla es Bárbara Lennie. Hace suyo el personaje de Alice Gould y es imposible imaginarse a otra actriz en esa complicada piel. Magnífica, tanto en solitario como acompañada de sus compañeros y compañeras. Con una facilidad y natural maestría para esos diálogos tan difíciles… A sus pies, señorita Lennie.
En los demás apartados, el montaje es correctísimo, aunque cae en algo que, depende de los ojos que lo vea, será bueno o malo. Y es que la cinta parece acabar hasta en tres ocasiones. Y al final, cuando realmente acaba, lo hace con un cierre inesperado que poco tiene que ver con el de la novela; cosa que creo que diferencia mucho ambas obras, lo cual no me parece mal. Fotografía bien, sin más. Música bien también, bastante convencional. Efectos visuales muy, muy buenos y en su justa medida.
Por último, al tono general del filme le falta reflexión y conexión. Se echa de menos un pelín más de desarrollo en el primer cuarto de la peli entre el personaje de Alice y el resto de internos importantes para la trama. Un desarrollo que justifique la relación tan especial que se crea entre todos ellos. Y, por supuesto, le falta crudeza, le falta oscuridad y caos. Es un psiquiátrico con fondo lúgubre y caótico, envuelto en cambios en los años 70. ¿Dónde está la tiniebla, la desesperanza? ¿Dónde está la mugre y la asfixia que caracteriza una parte particular de la historia? Creo que es algo a tener en cuenta y que hace de la película una obra demasiado recta para mostrar los renglones torcidos de Dios.
No obstante, recomiendo ir al cine a verla, puesto que no le falta emoción, acción y diálogos del todo apasionantes, además de giros que dejarán al espectador asombrado. La película está producida por Nostromo Pictures, Atresmedia Cine y Filmayer Producción. Distribuye Warner Bros. Pictures España.