Hablamos con Alauda Ruiz de Azúa acerca de Querer, su nueva serie sobre el consentimiento sexual que llegará este año a Movistar Plus+
Miren, tras 30 años de matrimonio y dos hijos en común, abandona el domicilio conyugal y denuncia a su marido por violación continuada. Esta grave acusación obliga a los hijos a elegir entre creer a su madre o apoyar a un padre que defiende su inocencia. Un viaje familiar que avanza en paralelo al judicial con un mismo objetivo: conocer la verdad.
Querer es la nueva miniserie de cuatro episodios de Movistar Plus+ que llegará en octubre de este año. Antes pasará por el Festival de San Sebastián a finales del presente mes. Creada y dirigida por Alauda Ruiz de Azúa (Cinco lobitos y Eres tú) y escrita por la propia Alauda, Júlia de Paz y Eduard Sola. Y con Nagore Aramburu, Pedro Casablanc, Miguel Bernabeu, Iván Pellicer y Loreto Mauleón como protagonistas. En Discordia Magazine hemos podido entrevistar a la cineasta detrás de esta dolorosa e incisiva serie.
Pregunta: Antes que nada, enhorabuena por una serie tan tensa e impactante. ¿Qué sensaciones tienes ahora, antes del estreno?
Respuesta: Muchas gracias. Pues tengo mucha ilusión por ver qué reacciones genera la serie, porque la construimos y la pensamos imaginando que genere una conversación. Una conversación incómoda, pero constructiva también, alrededor del tema del consentimiento. Así que tengo mucha curiosidad.
P: Qué importante es abordar el tema del consentimiento sexual y los abusos que, desde siempre, se han normalizado. ¿Cómo surgió entrar en esta conversación desde la ficción?
R: Cuando nosotros [Alauda, Júlia de Paz y Eduard Sola, guionistas] nos planteamos la serie sobre el consentimiento sexual, pensamos que era muy interesante llevarlo al terreno del matrimonio. Porque todavía parecía un terreno más pantanoso aún y con preguntas más difíciles de responder. Porque es un matrimonio con una relación de muchos años, en algún momento debieron ser personas enamoradas y cómo se pasa de eso a una situación donde ella cede en lugar de consentir o ve imposibilitada su voluntad… Nos parecía muy interesante porque al final estas cosas pertenecen al terreno de la intimidad y no se había hablado de ello con claridad.
P: Para contar esta historia tan íntima cuentas con un magnífico reparto. ¿Cómo fue la construcción de personajes? ¿Cómo trabajasteis en los ensayos esas dinámicas familiares tan diferentes?
R: En los ensayos, sobre todo, trabajamos las relaciones familiares. Cómo eran esas relaciones tan distintas, en concreto con relaciones madre-hijo y padre-hijo. Lo hacíamos a través de improvisaciones, planteando cómo habría sido la adolescencia de los personajes de los hijos con su madre y con su padre. Qué situaciones habían vivido y cuáles no. En el caso de Nagore y Pedro sí que trabajamos cómo había sido esa pareja cuando estaba bien y cómo fue la evolución a mal. Fue muy bonito y muy impactante porque son cosas muy dolorosas. Hay un capítulo que es un juicio, por ejemplo, cosas que se hablan en el juicio hacen referencia a determinados episodios que no se ven, pero se cuentan. Pues esos también los reproducimos en las improvisaciones. Así, cuando lo contaban en el juicio, parecía que lo habían experimentado.
P: Imagino que hay un salto del cortometraje a la publicidad y de la publicidad al largometraje. ¿Has sentido mucho el salto de largometraje a serie?
R: Sí, pero no en el proceso de investigación o de escritura. En el rodaje lo noté más. Porque de repente era rodar once semanas seguidas, los cuatro episodios, y yo nunca había rodado tanto tiempo. Y fue más una cosa de dosificar la energía. A nivel creativo no he notado la diferencia. La sentía como una película muy larga [risas].
P: Entonces, ¿cuál dirías que fue el reto mayor al que te enfrentaste como directora en este proyecto?
R: Ha habido varios. Pero… Para mí había un reto que tenía que ver con la responsabilidad de abordar una historia así y no caer en el morbo ni en ideas muy facilonas ni en clichés. Buscar esos momentos y esos conflictos que formas esa conversación constructiva en torno al consentimiento sexual. Y creo que lo empezamos a notar cuando descubrimos el viaje de los hijos a raíz de la denuncia y vimos que el espectador se iba a colocar en ese sitio del “¿qué haría yo en una situación así?”. Ahí encontré la brújula. Cinco lobitos (2022) era una historia muy personal; en esta ocasión, sentía la responsabilidad de contar una historia que viven muchas mujeres y que es muy dolorosa, y de contarlo bien.
P: Reconozco en Querer cosas que ya veía en Cinco lobitos o en Eres tú (2023). Esa puesta en escena tan minimalista y elegante, dejándole espacio a la interpretación. ¿Cómo te planteaste la puesta en escena en esta serie?
R: Es verdad que veo que me gusta la sobriedad, el minimalismo, la sencillez. También porque me gusta el trabajo de los actores y darles ese espacio y construir en torno a eso. Creo que en Querer he dado unos pasos más allá en el sentido que hay un ejercicio más de tensión. Y estéticamente quería que esa sensación gris y resbaladiza complicada de juzgar estuviera presente. En ese sentido, ubiqué la historia en Bilbao y en todo este mundo más del norte, más plomizo, más frío. Creo que esa frialdad acompaña y lo hace más descarnado, pero sin forzar lo emocional.
P: ¿Cómo definirías tu momento actual como directora?
R: A nivel profesional es un momento muy privilegiado porque estoy pudiendo levantar proyectos e historias que me interesan con total libertad creativa. Si todo va bien rodaré el año que viene mi siguiente largometraje que se llama Los domingos. Es un momento muy afortunado. Y creativamente siento que sigue el aprendizaje de cuál es mi mirada. Pero siento que estoy muy cómoda en ciertos temas como los universos familiares. Tengo una tendencia natural a ese tipo de conflictos. Veo cada vez más claro que me interesa meterme en dilemas y en preguntas que no tengan una respuesta fácil.
P: ¿Qué crees que le diría la Alauda que dirigió Clases particulares (2005) a la Alauda de Querer?
R: ¿Mi yo de hace veinte años? Estaría flipando [risas]. No lo sé, supongo que me diría algo así como: “Una parte de mí lo sabía. Sigue así, sigue escuchándonos”.
P: En Discordia Magazine se le da mucho espacio al cine y a las voces emergentes de este arte; chicos y chicas jóvenes que quieren dedicarse a esto y lo están dando todo con ilusión, aunque cueste. ¿Te gustaría decirles algo?
R: Que esta profesión, que esta manera de estar en el mundo es preciosa y es valiosa, que no pierdan eso nunca de vista. Yo creo que es valiosa por lo que tiene de humanista, ¿sabes? Porque te enseña cosas de ti o porque te acerca a otros, o porque te hace hablar de aquello que pensabas que no ibas a hablar. Que no pierdan eso de vista porque luego la carrera y el intento por levantar proyectos puede ser complicado, puede ser lento. Que no pierdan de vista lo valioso de la pasión y la vocación. Y bueno, mucha resiliencia; que no dejen de hacer cosas. Es la mejor manera de estar y de aprender.
P: Muchas gracias por tu tiempo, Alauda, y muchísima suerte con el recorrido de la serie.
R: Gracias a ti y ya nos encontraremos en algún momento, imagino.
P: Que así sea [risas].