El día del Orgullo LGTB es un buen momento para analizar Luca y reclamar a Disney una representación del colectivo sin titubeos — Sin spoilers

Luca es la última película de animación producida por Pixar y estrenada el pasado 18 de junio en la plataforma Disney+. El filme, ambientado en un pueblo costero de Italia, narra la historia de dos jóvenes monstruos marinos que, al salir del mar, obtienen forma humana. La curiosidad de estos dos nuevos amigos por descubrir el mundo de la superficie deberá enfrentarse al miedo de los habitantes del pueblo a los monstruos marinos y al rechazo de la familia de Luca al dañino mundo humano. Este conflicto, presentado en el tráiler promocional, despertó una teoría bastante extendida entre los espectadores: ¿sería Luca la primera película abiertamente LGTB de Disney?

Tras la publicación del tráiler, no tardaron en llegar las comparaciones entre Luca y Call Me By Your Name (Luca Guadagnino, 2017), una de las películas LGTB más importantes de la historia. Ambas cintas narran una historia sobre dos personajes masculinos ambientada en Italia y en verano, por lo que mucha gente encontró similitudes entre el físico de los protagonistas, su relación y algunos fotogramas. Además, en el tráiler aparece una canción popular italiana con una letra explícitamente amorosa. Pero las especulaciones llegaron a su punto más alto cuando Daniel Gonzales, uno de los animadores de Luca, respondió con dos emoticonos muy sospechosos a un tuit que fantaseaba sobre la posible historia de amor entre Luca y Alberto. Aunque el empleado de Pixar eliminó su comentario, ya no había vuelta atrás: la teoría había cogido fuerza.

A estas alturas, es normal que gran parte de la población espere con ilusión la primera gran película de animación que aborde la diversidad sexual. Pero, por desgracia, Disney todavía no ha dado el paso. Sin duda, Luca tiene una evidente lectura LGTB: los dos chicos, con una química preciosa, deben esconder su verdadera naturaleza por el odio y los prejuicios de los ciudadanos del pueblo.

De esta forma, Luca sería un coming-of-age con una ingeniosa metáfora sobre la popular salida del armario, pero esta es solo una posible interpretación de la película. Aunque los personajes se alejan por completo de la masculinidad clásica, lo cierto es que la homosexualidad no es explícita y la relación entre ambos personajes está limitada a la amistad. Aun así, algunos acontecimientos que no aparecen en el tráiler refuerzan esta teoría que el propio director quiso desmentir cuando le preguntaron sobre la posible inspiración de Luca en Call Me By Your Name:

“Eso nunca estuvo entre nuestros planes. En realidad, esto va sobre su amistad en esa especie de mundo pre-pubertad”. “Me apetecía hablar sobre amistad antes de que las novias y los novios aparecieran para complicar las cosas. […] Para ser completamente honesto, de verdad que quería hablar sobre amistad”.

Enrico Casarosa a Polygon.

Por tanto, Luca no se puede considerar una película con una historia LGTB, aunque sí se puede celebrar que parte del colectivo LGTB se vea representado en este filme. Al fin y al cabo, Luca es un filme entrañable, divertido, no exento de emoción y con una original e impecable animación. En cierto modo, se agradece el toque de sencillez de Pixar para traer una nueva historia a la pantalla —aunque no a las salas de cine— con el principal objetivo de hacer disfrutar a su público. De hecho, tras el estreno de películas más complejas como Inside Out (2015) o Soul (2020) —ambas dirigidas por Pete Docter—, Luca consigue llamar la atención de los más pequeños de la mejor manera posible: normalizando la diferencia.

Fotograma de 'Luca' (Enrico Casarosa, 2021).
Fotograma de Luca (Enrico Casarosa, 2021).

Los (no) antecedentes LGTB en Disney

El rechazo de una parte de la sociedad a las personas LGTB sigue existiendo. Una prueba de ello es la falta de representación en el cine y, en particular, en las películas de animación. El miedo a una respuesta negativa del público por incluir personajes abiertamente homosexuales, bisexuales o trans en películas, a priori, dirigidas a los más pequeños, obstaculiza este reclamo social. Nadie se escandaliza si las cintas de animación presentan una relación heterosexual, pero al menor símbolo de representación LGTB estallan todas las alarmas en contra de un supuesto “adoctrinamiento”. Y ejemplos de este conflicto los encontramos en el propio universo de Disney.

Con el anuncio de Frozen II (2019), había muchas expectativas para que Elsa —que no tuvo ninguna relación amorosa en la primera entrega— fuera lesbiana. Tal y como ocurrió con Luca, la teoría cayó en saco roto, aunque también es de valorar que Elsa sea una mujer independiente cuyo objetivo no es alcanzar el amor de un príncipe —algo que también presenta Brave (2012)—. Aun así, un año después de la segunda película de Frozen, Pixar creó su primer personaje LGTB para Onward (2020). Aunque se trata de una figura muy secundaria sin apenas relevancia en la trama, la representación sí es explícita: una mujer policía comenta que le resulta difícil educar a “la hija de mi novia”. Este primer paso de Disney hacia la diversidad sexual no estuvo exento de polémica: países como Arabia Saudita, Omán, Catar y Kuwait prohibieron la película y Rusia censuró esta frase del personaje. Además, en Estados Unidos se recogieron miles de firmas para boicotear el estreno del filme.

A la derecha, la actriz abiertamente homosexual Lena Waithe que da vida al personaje LGTB de Onward de la izquierda.
A la derecha, la actriz abiertamente homosexual Lena Waithe que da vida al personaje LGTB de Onward de la izquierda. (slashfilm.com)

Durante este año, además de la teoría alrededor de Luca, también se ha especulado sobre una posible relación amorosa entre la protagonista de Raya y el último dragón (2021) y su enemiga. Aunque esta teoría es más enrevesada que la de Luca y Alberto, la actriz Kelly Marie Tran que da voz a Raya comentó a Vanity Fair que sí veía “algunos sentimientos románticos por ahí”. Aun así, solo se trata de una interpretación personal porque en la película su relación es solo de amistad. Otros pequeños guiños al colectivo LGTB se encuentran en Buscando a Dory (2016) o en películas alejadas de la animación como en el live-action de La bella y la bestia (2017), pero siempre son escenas de muy pocos segundos.

Esta timidez de Disney parecía que iba a terminar con la película Nimona en la que estaba trabajando Blue Sky. Por desgracia, la crisis del coronavirus provocó el cierre de este estudio de animación, dejando en manos de Disney la continuación del proyecto. Al final, la productora decidió abandonar esta cinta en la que habrían tenido mucho protagonismo un personaje trans no binario y dos homosexuales. Hasta el momento, el colectivo LGTB debe conformarse con el cortometraje Salir (2020), inspirado en una historia real. En ella, un hombre se debate entre salir del armario con sus padres o seguir manteniendo en secreto su relación homosexual.

Si el colectivo LGTB sigue reclamando una verdadera representación en el mundo de la animación no es para “adoctrinar a los niños y convertir a toda la población en homosexuales”; el objetivo es ofrecer referentes a los más pequeños para que vivan su vida con una libertad que no tuvieron las generaciones anteriores. Todas las teorías que presenta este artículo existen por la búsqueda incesante de referentes que normalicen diferentes formas de vivir para que todos los niños puedan identificarse con algún personaje de sus películas favoritas. Disney no debería seguir retrasando la representación del colectivo, aunque es un gusto disfrutar de obras alternativas como Luca.

Para ampliar: Recomendación #63: maricones y ‘Lola’, una chica trans contra la incomprensión

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