Las artes y los saberes se interrelacionan, se inspiran, se apoyan y se retroalimentan unas a otras. Por eso mismo, me ha sido tan sencillo encontrar productos culturales que hablen de dos de mis pasiones: la historia y la fotografía.
Si he escogido este tema para mi recomendación es porque la fotografía se ha convertido en una disciplina que nos acompaña día a día, que se cuela en nuestra rutina y se encuentra en todo momento al alcance de nuestra mano, en ese teléfono móvil que siempre nos acompaña. Sin embargo, en la escuela casi no estudiamos nada de su historia, de los artistas que nos han llevado hasta lo que hoy entendemos como fotografiar. Por algún motivo, la pintura, escultura y arquitectura ostentan el monopolio de las disciplinas artísticas en las asignaturas del instituto.
Para ampliar: Descubriendo artistas #1: fotografía
Cine: Life de Anton Corbijn (2015)
Esta película del director holandés Anton Corbijn (quien, de hecho, es fotógrafo además de director de cine) protagonizada por Robert Pattinson y Dane DeHaan nos muestra la relación que se forjó entre Dennis Stock, fotorreportero de la revista Life, y el archiconocido actor James Dean.
En ella vemos como lo que comenzó siendo una simple relación profesional acabó en una entrañable y cálida amistad, pero también comprobamos, a través de la figura de Stock, que la fotografía se va separando poco a poco de lo que fue en un principio. No hay fotos de James Dean posando con una sonrisa de anuncio, la espalda recta y un fondo espectacular que realce su figura, sino que Stock le pide permiso para fotografiarle mientras va al barbero, mientras encoge su cuerpo para cobijarse de la lluvia en un empapado Nueva York, incluso dentro de un ataúd en exposición en una funeraria. Dennis Stock buscaba la originalidad, sí, pero sobre todo plasmar la esencia de su modelo.
En definitiva, Life es una película para aprender sobre el avance del fotorreportaje en la época dorada de Hollywood y también del fotoperiodismo en general, pero también para conocer a las personas tras dos importantes artistas, para disfrutar de una oda a la amistad en toda regla y, dicho sea de paso, para gozar con las recreaciones de las fotografías de stock que se incluyen en la grabación de la película con delicada maestría.
Literatura: La chica de la Leica de Helena Janeczek (2019)
Todos hemos oído hablar del conocido Robert Capa, y posiblemente hayamos visto en alguna ocasión sus aclamadas fotografías de la guerra civil española o el desembarco de Normandía. Sin embargo, lo que muchos no saben es que Robert Capa no es una persona, sino un pseudónimo que engloba a dos fotógrafos: el húngaro André Friedmann (al que más comúnmente se ha asociado con el nombre de Capa) y Gerda Taro, joven alemana y compañera sentimental de Friedmann.
En La chica de la Leica, novela de Helena Janeczek, la figura de Gerda se nos presenta tal y como fue: poliédrica, esquiva, eufórica, inconsciente, alocada. Se nos habla de sus cambios de ideología, de sus amistades y amores, de las estrecheces económicas que sufrió y del hecho de ser una judía en Alemania con tendencias comunistas (que, de hecho, tuvo que marcharse a París) en el periodo de entreguerras, cuando las cuerdas se seguían tensando y el horror estaba a punto de estallar en Europa de nuevo, todo ello narrado con una prosa que es al mismo tiempo ágil y pausada, descriptiva.
Fotografía: Edgar Degas
Sí, sé lo que estáis pensando: ¿este fotógrafo no se llama igual que el pintor impresionista conocido por sus bailarinas? ¿Será que en Francia es un nombre muy común? No, lo que pasa es que se trata del mismo artista, que también fotógrafo cuando esta disciplina aún estaba en pañales.
Si bien muchos de los pintores de su época despreciaban la fotografía por ser demasiado similar a la realidad y dejar poco espacio para la creatividad, Degas la utilizó para continuar exprimiendo su potencial, realizando unas imágenes íntimas, oscuras, que en muchas ocasiones llegaban incluso a rozar lo siniestro, mostrándonos por tanto una cara de sí que no apreciamos en su obra pictórica impresionista. En su obra vemos mujeres que se desnudan y contorsionan, obras sugerentes, casi oníricas, que dejan mucho a la imaginación y contrastan con lo descriptivo que resulta el Degas pintor, a pesar de que vemos su sello personal tanto en sus cuadros como en sus fotografías.