Se define como ludopatía a la adicción a los juegos de azar y, dentro de esta, se encuentra recogida la adicción a los videojuegos. Si bien, es cierto que con la ludopatía se produce un derroche de dinero que aparentemente no se genera con los videojuegos, pero esto no es del todo cierto.
Los aficionados a los videojuegos cada día sufren más su pasión por ellos al querer adquirir nuevo material para saciar sus ansias de diversión. Este sufrimiento se ha traducido, esencialmente, en una angustia económica. Es aquí donde se encuentra la analogía esencial que tiene la afición a los videojuegos con la ludopatía: al fin y al cabo, ambas generan un derroche de dinero incontrolable por parte de la persona que quiere jugar, ya sea con videojuegos o con juegos de azar.
Lo que no cabe duda es que la industria de los videojuegos es un negocio como otro cualquiera donde el bienestar real del consumidor es lo que menos interesa y lo que más importa es el beneficio de cada empresa. Y es que, para obtener ese máximo beneficio, hemos visto cómo los precios de videojuegos y consolas se han ido incrementando año tras año hasta alcanzar precios realmente desorbitados.
Sin ir más lejos, y entrando en el terreno de lo personal, con la aparición de las primeras Nintendo DS Lite allá por 2006, recuerdo que cuando yo adquiría los juegos, el precio medio de estos rondaba los 30€ y las consolas nuevas unos 150€. Actualmente, esta compañía oferta su nueva consola en su versión más sencilla, la Nintendo Switch Lite, con un precio de entorno a 200€ y sus juegos tienen un importe medio cercano a los 50€, por lo que se han incrementado el total de ambas cosas, lo que obliga a los jugadores a pagar más por ello.
Otro ejemplo lo encontramos en la famosa consola de Sony PlayStation: su cuarta versión fue lanzada al mercado con un coste de unos 399€, mientras que la nueva PlayStation 5 lo hará por una cuantía de 500€. Asimismo, el precio de los juegos de esta también ha ido aumentando y, en la actualidad, la mayoría alcanzan los 70€ e incluso se pueden encontrar ediciones un poco más “especiales” de los mismos por cantidades que rozan o sobrepasan los 100€.
A esta estrategia de las empresas de videojuegos se suma que, cada día, cuando se compra una nueva videoconsola, dentro de su caja nos encontramos menos cosas y hay que comprarlas por separado. Por ejemplo, con la XBOX One no se incluye la batería del mando, teniendo que adquirirla por separado y pagando unos 20€ adicionales que cuesta la original. Esto hace que el entretenimiento de jugar con estos dispositivos se esté volviendo una tortura económica para jugadores ocasionales y, más aún, para los habituales que en ocasiones pueden llegar a invertir dinero que no tienen para poder seguir jugando, como sucede en el caso de la ludopatía con los juegos de azar.