El mes de abril está llegando ya a su ecuador, y apenas lo estamos notando; en estas extrañas y trágicas circunstancias parece que el año se ha quedado atrapado en un bucle de estadísticas terribles, rutinas de abdominales y pantallas incesantes. Sin embargo, la cultura no para, y por ello te traemos otras tres recomendaciones:

Música: Grace– Jeff Buckley (1994)

En plena hegemonía del sonido grunge que popularizaron grupos como Nirvana o Pearl Jam, el hijo del también compositor Tim Buckley dio a la luz esta joya del rock alternativo llamado Grace, más próximo a esos noventa experimentales de Radiohead o Primal Scream que a los crudos guitarrazos procedentes de Seattle. A lo largo de los 11 temas que componen el que por desgracia es el único álbum de Buckley, el californiano lleva a cabo un despliegue prodigioso de su voz, una de las mejores en la historia de la música, y construye con ella un sólido LP con grandes influencias del soul y el blues.

Después del suicidio de Kurt Cobain y de la explosión de la burbuja del rock alternativo, Buckley podría haber llegado a ser el nuevo ídolo de masas. Sin embargo, el artista halló un trágico final en 1997 cuando se ahogó nadando en el río Wolf (Tennessee).

Portada de Grace (1994) de Jeff Buckley

Cine: Arrebato de Iván Zulueta (1979)

Esta película es uno de los grandes exponentes del cine underground español y una rara avis que combina géneros como el drama, el romance, la intriga y la fantasía en una propuesta próxima al estilo de David Lynch que posee una de las mejores escenas de terror de la historia del cine español. El segundo y último filme del director vasco, que realizó una gran cantidad de cortos y que debutó en el largometraje con Un, dos, tres, al escondite inglés (1969), es una película sobre la ansiedad y la obsesión por el cine en su faceta más primaria: en Arrebato, la necesidad imperiosa de capturar fragmentos de realidad con la cámara solo se puede equiparar con la búsqueda de evasión que provoca la adicción a la heroína, que sufre tanto el protagonista de la cinta como el propio Zulueta durante los años 80.

Arrebato no es una película fácil de ver, pues se cocina muy lentamente y además, pese a contar con una estética supeditada a las decisiones de Zulueta, quien fuera el diseñador de los carteles de las primeras películas de Pedro Almodóvar, contiene momentos en los que la falta de presupuesto y el gusto por lo suburbano y lo sórdido pueden llegar a chocar visualmente con el espectador. Pese a todo, Arrebato es una obra en la que merece la pena adentrarse. Una vez hayas vivido la experiencia que supone esta película de culto, no te atreverás a mirar una cámara nunca más.

Literatura: Todo se desmorona de Chinua Achebe (1958)

La denominada como “literatura poscolonial” comenzó a tener una enorme influencia después del final de la Segunda Guerra Mundial. Todo se desmorona, publicada originalmente en inglés bajo el título Things Fall Apart, es uno de los clásicos de la literatura africana contemporánea y, además, retrata a la perfección las inquietudes de un pueblo que se vio sometido a la pérdida de una identidad que ya nunca podrá recuperar del todo. En esta novela de apenas 200 páginas, Achebe realiza un ejercicio de retrospección y describe, a partir de las vivencias del joven Okonkwo, la forma de vida, las costumbres y las tradiciones de las tribus que habitaban las orillas del río Niger.

Con un estilo sencillo, desapegado y directo que nos introduce de manera orgánica y natural en una civilización que desconocemos por completo, Achebe desarrolla un relato realmente trágico acerca del final de un mundo que se tambaleó con la llegada de los pueblos colonizadores a África. La faceta más interesante de Todo se desmorona reside en el tono realista y en lo aséptico de su narrativa, que evita las dicotomías maniqueas y la idealización del modo de vida precolonial. Al final, es el lector el que tiene que valorar las circunstancias y las acciones que nos presenta con maestría el escritor nigeriano. Todo se desmorona es un libro para abrir la mente y entender que existen otras formas de entender la sociedad y la vida.

Portada de la edición de Random House de Todo se desmorona (1958)

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