Tetas caídas, asimétricas, pequeñas, grandes… Nos han enseñado a odiar nuestros pechos haciéndonos creer que no son normales

Mis tetas han sido un motivo de lucha con mi cuerpo desde el colegio. En vez que contaros mi experiencia en detalle, os voy a dejar un texto que escribí para mí en el que me hablo con compasión y me reconcilio con ellas:

“Has pasado mucho tiempo pensando que valías menos por tener pocas tetas. Que no ibas a gustar a nadie y que todo el mundo se iba a fijar e iba a comentar sobre ellas. Has perdido todo ese tiempo pensando en la aceptación de los demás y no has dedicado ni un minuto en pensar en ti. Desde que empezaste a hacerlo, te atreviste a salir sin sujetador a la calle (algo que siempre había querido hacer, pero que nunca me había atrevido), empezaste a hablar e incluso a bromear sobre ellas y poco a poco te fueron gustando más. Creo que te habría ayudado mucho conocer que este sentimiento lo sentían muchas más personas y que no existe una única corporalidad con la que sentirse cómoda”.

Como he dicho, habría sido positivo para mí que otras personas me contasen su experiencia para poder verme reflejada en sus historias y así comprender que no había nada raro ni diferente en mí. Por eso, a continuación comparto las experiencias de cuatro mujeres han querido hablar sobre este tema por si le puede ayudar a alguien que esté en su misma situación.

Testimonio 1: Es una historia larga. Fuera ya de los prejuicios de preadolescente, todo empezó más o menos en segundo de Bachillerato. Por aquella época aún no lo sabía, pero tengo ovarios poliquísticos y eso hace que tenga descontroladas las hormonas, que no me baje la regla todos los meses, etc. Por 2018 aproximadamente, a mis hormonas les dio por hincharme mucho los pechos de repente, y lo más incómodo fue que uno bastante más que el otro (de forma que aún con sujetador deportivo se notaba la diferencia). Desde ahí empezó el problema de aceptación.

Después, me recetaron la píldora para regularme. Con ello, mis pechos volvieron a crecer (aunque al menos de forma igual esta vez). A partir de ahí no han hecho más que crecer (pasé de una copa B a una D en cosa de tres años) y a volverse cada vez más caídos. Cada vez cuido más por aceptarlos y quererlos, pero claro, han sido muchos cambios en esa materia en muy poco tiempo y cuesta. Pero aun así noto que voy mejorando, aunque a veces tengo recaídas y me da pánico salir sin sujetador porque pienso que o bien van a parecer muy grandes o bien muy caídos. Lo peor es en verano porque es cuando menos puedo “ocultar” los problemas.

Testimonio 2: Cuento mi experiencia, pero no lo tengo absolutamente nada superado. Desde pequeña estaba obsesionada con tener pecho porque me gusta. Mi madre me decía que ella tenía poco pecho, pero se dio cuenta de que no era cierto al verme a mí. Nunca me crecieron ni a un tamaño que no pareciese una niña pequeña. Siempre he llevado relleno o forma de los bikinis para que simulara un tamaño que me pareciese acorde con mi cuerpo. Con el paso de los años, me di cuenta de que los pechos enormes no tenían sentido en mi cuerpo y que era mejor pequeños. Y me di cuenta de que prefería lo que tenía a algo enorme, que es un avance. En la cuarentena, como iba todo el día sin sujetador, me acostumbré a verme sin nada. Antes incluso en casa con mi familia me daba vergüenza. A día de hoy sigo muy acomplejada, pero en proceso de aceptación. Me compro ropa para llevar sin sujetador, pero luego no la uso… 

Testimonio 3: Hay momentos en los que una se ve mejor físicamente que en otros, como es normal, pero yo he estado mucho tiempo tremendamente acomplejada por mis tetas, al principio por pensamientos que tenía yo misma y por compararme con otras chicas. Después fue por comentarios que tuvieron hacia mí que, sin yo darme cuenta, iban calando poco a poco hasta ser incapaz de quitarme el sujetador delante de nadie y pasarlo mal en bikini o con cualquier prenda con la que se notara que apenas tenía. Llevo ya un tiempo trabajando en ello y poco a poco me siento más segura. También hace un año o así que soy capaz de salir sin sujetador, y es que debemos tener muy claro que cada una somos como somos y que en ningún lado pone que las tetas perfectas existan.

Testimonio 4: A mí las tetas me dejaron de crecer súper pronto, y cuando empecé a ver que a todas mis amigas les seguían creciendo y yo seguía teniendo el mismo pecho que con 12 años (de hecho, aún me vale mi primer sujetador) fue cuando empecé a acomplejarme por tener el pecho tan plano. Esto, sumado a las típicas bromitas de la gente sobre las que no tenemos tetas, ha hecho que esté muchos años avergonzándome de mi pecho y comparándome con cualquier otra mujer. Sin embargo, a raíz de tener un novio que siempre me decía lo preciosas que eran mis tetas (manda narices que necesitara la aprobación de un hombre para valorarme, pero con aquella edad al final es lo que más te marca), empecé a mirarlas con más cariño y me empecé a sentir mejor con ellas.

Ahora sigo pensando que me gustaría tener unas tetas un poco más grandes, pero la verdad es que las veo súper bonitas y me gustan un montón. No me avergüenzo de ellas y soy capaz de ir sin sujetador sin sentirme mal siempre que no me apetece ponérmelo, lo que es un lujo. He aprendido que hay tetas de mil formas distintas, que todas son preciosas, y que las “tetas perfectas” realmente no existen y no merece la pena estar triste por algo tan natural como es la forma de tu cuerpo.

 

También me gustaría reflexionar sobre la sexualización del cuerpo de las niñas pequeñas y el impacto que tiene en ellas. Cada vez vemos a niñas más pequeñas usando bikinis con parte de arriba o bañadores para cubrirse las tetas. Y peor aún: niñas que usan relleno para simular mayor volumen. ¿Qué mensaje le estamos enviando a estas niñas si desde antes de que empiecen la pubertad tienen la necesidad de cubrirse y ampliar su pecho?

Es intolerable que muchas marcas que comercializan este tipo de prendas sean las primeras en apuntarse al 8M. Creo que este tipo de acciones fomentan vergüenza, insatisfacción con sus cuerpos y la cosificación de estos. Esta imposición por parte de la moda es perjudicial para la salud mental de las niñas y no debería estar permitido que se juegue así con los cuerpos de las más pequeñas, perpetuando un mensaje muy negativo al que no están preparadas.

Por otro lado, creo que cada vez más mujeres deciden desprenderse de los sujetadores en su día a día y en la playa, y eso es señal de que estamos empezando a decidir sobre nuestro cuerpo. Esto no significa que si te cubres no estés decidiendo libremente, simplemente hablo de aquellas personas que no quieren usarlo y que cada vez se sienten más libres de no hacerlo.

Recomendaciones

  • teta & teta es una asociación sin ánimo de lucro que trabaja contra la sexualización de las tetas mediante compañas como Breastfeeding (para normalizar la lactancia en público) y Lola (un sujetador para mujeres uniteta con el que han retado a tiendas como Oysho a tener sujetadores de este tipo en sus establecimientos). Os animo a apoyarlas siguiéndolas en redes sociales, colaborando en sus proyectos y comprando en su maravillosa tienda online.

Nota: puedes seguir leyendo mis artículos de esta colección denominada “Querida yo del pasado…” pinchando aquí.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Perfiles en Redes Sociales