Pedazos recuperados del pasado mientras el mundo avanza

Desde pequeños hemos oído hablar de una máquina del tiempo que nos permitiría retrasar todo lo que quisiéramos los relojes y presentarnos físicamente en una época pasada. No son pocas las series, películas o libros que utilizan este recurso para dar forma a sus tramas. Por eso, al más puro estilo de los protagonistas de Código Lyoko, parte de la población ha decidido dar una pequeña vuelta al pasado —perdonadme la referencia— a través de objetos, costumbres o contenidos culturales típicos de otro tiempo que, por moda, nostalgia o sostenibilidad, han vuelto a estar presentes en nuestro día a día.

Cámaras analógicas

Aunque las cámaras digitales siguen mejorando para facilitar el trabajo de captar e imprimir imágenes, la fotografía analógica está cada vez más extendida entre la sociedad y, sobre todo, entre los jóvenes. Es curioso que, tras acostumbrarnos a la comodidad de lo digital, vuelvan las cámaras analógicas y, con ellas, el proceso de revelado y la compra de carretes. Sin duda, todo esto se debe a un sentimiento de nostalgia o, incluso, de rebeldía. La digitalización y el capitalismo han provocado que la sociedad tenga menos paciencia, quiera más y reflexione menos. Como contraposición, la fotografía analógica requiere de mayor cuidado que la digital: en vez de capturar cien imágenes para elegir la mejor y borrar el resto, lo importante es prestar atención a los detalles y conseguir la mejor fotografía en un solo clic. 

Discos de vinilo

En su momento, el lanzamiento del CD o disco compacto en 1984 provocó un progresivo abandono del vinilo, pero ahora las tornas parecen haber cambiado. Aunque reproducir música en físico se considera un acto anticuado y desactualizado desde la revolución del streaming, los vinilos llevan 15 años aumentando sus ventas gracias a su valor histórico, su calidad o su fama entre los coleccionistas. De este modo, las ventas de CDs en España están desplomándose a un ritmo mucho mayor que las de vinilos, cuyo formato “ya absorbe el 40% de las ventas”, tal y como apunta Promusicae.

Por si esto fuera poco, en Estados Unidos el vinilo superó a principios de 2020 “los ingresos en venta física al CD por primera vez desde la década de los 80”, según la RIAA. De esta forma, cada vez más discográficas y artistas incluyen la opción de comprar álbumes nuevos en este formato en busca de maximizar los beneficios y adaptarse a los nuevos (¿o viejos?) tiempos. 

Ropa vintage

Aunque la cámara analógica y los discos de vinilo también forman parte del estilo retro (“inspirado por lo vintage”), no cabe duda de que su mayor emblema es la ropa. Hoy en día, ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia o Murcia tienen cada una alrededor de 20 tiendas de ropa vintage o hípster. Este tipo de prendas son conocidas por pertenecer a modas de hace, como mínimo, dos décadas, pero también por su buena calidad y, en general, por estar hechas a mano y ser piezas únicas. Durante los últimos años, también se han generalizado las compras de ropa de segunda mano en detrimento de la fast fashion, priorizando un consumo más responsable y económico. Ambas tendencias consisten en echar la vista atrás y apreciar, de una u otra manera, la moda del pasado para reivindicarla en el presente.

Compra a granel

La llegada paulatina de los grandes supermercados fueron devorando la compra a granel hasta conseguir, prácticamente, su desaparición. Hoy en día, aunque la comida envasada sigue siendo la líder del mercado, no es extraño encontrar tiendas de compra exclusivamente a granel. Un ejemplo es Casa Ruiz, un proyecto creado por tres amigos que, desde 2014, ha abierto seis tiendas en Madrid y tres en Barcelona. Por otro lado, los propios supermercados están adaptándose a las reclamaciones ambientales reduciendo el consumo de plásticos en favor de envases reutilizables o reciclables, o directamente de la compra a granel. De esta forma, la sociedad está recuperando la tradición de llevar la bolsa de la compra desde casa, ya sea de rafia o de tela, como las conocidas tote bags

Una de las tiendas a granel de Casa Ruiz.
Una de las tiendas a granel de Casa Ruiz.

Remakes de películas

Otra forma de volver al pasado la encontramos en todo el contenido audiovisual que recupera historias ya contadas para hacer una versión moderna. El gran exponente de esto es Disney, que desde el estreno de Maléfica en 2014 ha producido 12 adaptaciones de sus propias películas. Y no parece que, de momento, quiera dejar de hacerlo: ahora mismo, hay nueve posibles remakes de películas que podrían ver la luz durante los próximo años, como es el caso de La Sirenita o Peter Pan & Wendy. Aunque algunas cintas modifican el original para dar otra visión, otras lo calcan plano a plano. De esta forma, Disney y el resto de productoras que trabajan con remakes consiguen que sus espectadores viajen en el tiempo, pues la mayoría ya conoce las películas originales y lo que desean es revivir el cuento de distinta manera.

Fotograma de 'La bella y la bestia' (Bill Condon, 2017).
Fotograma de La bella y la bestia (Bill Condon, 2017).

Series que vuelven

Algo parecido ocurre con las series de televisión, que retoman tramas cerradas para prolongarlas lo máximo posible. En este caso, el principal responsable de estos regresos es Atresplayer, la plataforma en streaming de Atresmedia. Desde las Navidades de 2020, ha estrenado Física o química: el reencuentro, la décima temporada de Los hombres de Paco y Los protegidos: El regreso. Además, ha coproducido El internado: Las Cumbres, estrenada este año en Prime Video. A nivel internacional, también ha habido novedades con iCarly, Gossip Girl y Friends. Aunque todas estas series finalizaron hace años, las productoras están aprovechando el éxito que tuvieron en su momento para traerlas de vuelta; y la nostalgia pocas veces fracasa. Aun así, parte de la población critica esta tendencia en el cine y las series porque deja en evidencia la falta de originalidad del sector o, incluso, el miedo de las productoras a arriesgarse con nuevas historias.

Cartel promocional de Física o química: el reencuentro.
Cartel promocional de Física o química: el reencuentro.

Autocines

Por último, no podemos obviar la vuelta de los autocines como una opción cada vez más extendida de ocio. Desde los años 50, disfrutar de una película desde tu propio coche era una actividad cultural y de entretenimiento a la orden del día, hasta que llegó la revolución digital. Desde la década del 2000, este sector ha estado en crisis y, a decir verdad, llegó un momento en el que nadie parecía recordar que existían los autocines. Pero todo cambió con el inicio del confinamiento por la pandemia de la COVID-19, que impulsó la asistencia a estos cines por ser espacios de ocio seguro. Si quieres sentirte como los protagonistas de Grease y transportarte a los años 50, ya sabes dónde ir.

Para ampliar: La historia de los autocines

Fotograma de Grease (Randal Kleiser, 1978).
Fotograma de Grease (Randal Kleiser, 1978).

Mientras nos permitimos el lujo de echar la vista al pasado de vez en cuando, no hay duda de que el tiempo sigue avanzando acompañado de nuevas costumbres, inventos y, en definitiva, una forma de vivir actualizada bajo las órdenes de la digitalización. Aun así, la vuelta de las cámaras analógicas, los vinilos, la compra a granel o los autocines demuestra que el pasado también puede formar parte del presente y del futuro. Por tanto, no resulta descabellado afirmar que la máquina del tiempo existe, aunque no sea esa gran máquina tecnológica que tenemos en mente.

Para ampliar: La ansiedad “pop” y el Espectro Tusa-Joker

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