Nobleza, internados, amor adolescente y mucho drama protagonizan el inesperado éxito del verano — Sin spoilers

Entre el huracán de expectación por el estreno de la última temporada de La casa de papel o la segunda entrega de Yo nunca, Netflix estrenó a inicios de julio la que, de forma imprevista, va camino de convertirse en una de las mayores sorpresas del año: Young RoyalsUna serie de producción independiente sueca dirigida por las cineastas Erika Calmeyer y Rojda Sekersöz que, en poco tiempo, ha conseguido conquistar el alma del público en todo el mundo porque… ¿Quién es capaz de resistirse a un buena drama real?

Realeza: primera acepción

Cargada de drama hasta la médula, Young Royals comienza con el viral desliz del segundo heredero en la línea de sucesión de Suecia, Wilhelm, y la decisión de los reyes de sentenciarlo a un internado de élite para redirigir su futuro. Rodeado de los descendientes de las más distinguidas familias del país, el príncipe acaba rindiéndose ante los encantos del atractivo Simon, becado y despreciado.

Sin embargo, si algo hemos aprendido con The Crown, es que las familias reales cavan su propia tumba al impedir que sus parientes recorran el camino del amor y las relaciones tal y como desean. Comienza así una historia de primera veces, emociones y errores en la que, al más puro estilo de Romeo y Julieta, los dos enamorados deben enfrentarse al rechazo de la sociedad

Si eso no fuera suficiente, otro atractivo se lo debemos al equipo de casting y a la química que desprenden Edvin Rying y Omar Rudberg. La pareja de jóvenes actores consigue trasladar a la perfección la evidente complicidad que comparten a la pantalla hasta conquistar el corazón de los espectadores. Desde aquí, me declaro completamente culpable de haberme visto todos los vídeos en los que aparecen estos dos. Una vez que empiezas, es imposible no dejarse ganar por la magia y el carisma que desprende el dúo de actores. 

Realeza: segunda acepción

Fuera de los dramas palaciegos y las chispas del amor adolescente, la serie consigue brillar y permanecer gracias a ser fiel a la realidad. Recordando a su vecina Skam o a la irlandesa Normal People, la nueva apuesta de Netflix no tiene miedo a mostrar la vida tal y como es. Sudor, acné o imperfecciones demuestran que lo normal no es parecerse a los cuerpos normativos y vestuarios cuidados al milímetro a los que ficciones como Élite nos obligan a perseguir. 

Asimismo, la serie gana presencia en los pequeños detalles. Con una fotografía cuidada al detalle, es fácil sentirse embargado por la localización y su belleza. Es necesario también destacar la brillantez de todo el apartado gráfico que suma para seguir aportando calidad a una producción preservada con mimo

Con todo, también me veo en la obligación de resaltar que otra causa de su éxito es su manifiesto retrato del colectivo LGTB. Espero que no sea necesario tener que explicar la importancia que detenta la representación para minorías y colectivos en todo tipo de productos culturales. Tampoco creo que sea preciso apuntar que presentar de forma natural a una pareja abiertamente homosexual como protagonista sin que dicho rasgo acabe por dominar en exceso su trama no es algo que abunde. En parte, es este imperante deseo por verse reflejados lo que hace que este tipo de obras calen

Si todo lo anterior no ha sido suficiente para convencerte de darle una oportunidad a sus reales altezas, déjame intentarlo una última vez. En el bucle de series mamarrachas, Young Royals será tu nota discordante que mantiene todos los ingredientes que te gustan. No soy mucho de prometer, pero acepto mi destino al decirte que no te dejará indiferente. Solo tienes que atreverte a pulsar el play. 

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